Hace un año, una subasta en línea en Christie’s dio la vuelta al mundo. Una obra digital protegida por cadenas de códigos informáticos y conformada por un collage de 5.000 imágenes —titulada “Everydays. The First 5.000 Days”— fue vendida por más de 69,3 millones de dólares, convirtiéndose en la tercera creación más cara de un artista vivo. Su autor, conocido por el seudónimo de Beeple, había armado esta pieza a lo largo de 13 años y medio, en los que posteó cada día una nueva imagen digital que luego reunió en una especie de gran mural. Lo singular, si a estas alturas cabe el término, es que ninguna de estas piezas existían en el mundo real, es decir no eran tangibles, sino eran archivos JPEG, cuyo exhorbitante precio —pagado en criptomonedas— fue posible debido a que contaban con un certificado asociado al formato NFT (Non-Fungible Token), que garantizaba su autenticidad como obras únicas.
¿Qué es este arte basado archivos codificados (blockchains) y subastado a precios altísimos y pagados en criptodivisas? Para muchos esto significa una revolución total que revaloriza el arte digital y el coleccionismo como nunca antes, pero para otros son solo modas que generan especulación, y que son tan inestables como el valor de las criptomonedas en las que se apoyan y comercian. Ingresemos al mundo del criptoarte y sus insospechadas propuestas.
Mundo NFT
La clave de la revolución del criptoarte está en los NFT, los tokens no fungibles. Se trata de unidades de datos almacenadas en cadenas de bloques (blockchains), que convierten cualquier producto digital en una pieza cifrada, inalterable, única, indestructible y no intercambiable. Eso otorga valor a estos archivos tal como sucede con una obra de arte en el mundo real, y los convierte en objetos coleccionables. Uno de los sitios digitales más conocidos que adopta esta tecnología de cadenas de bloques es Ethereum —con su criptomoneda ETH—, pero existen otros que están cobrando auge como Flow y Wax. Y en el mundo del criptoarte todo puede ser tokenizado, o sea puesto bajo el sello NFT, desde una ilustración hasta obras animadas e incluso avatares y memes, y todo puede subir de precio como la espuma, mientras haya compradores dispuestos a pagar por ello.
Si lo de Beeple puede parecer excesivo, basta recordar que Jack Dorsey, el cofundador de Twitter, decidió tokenizar el primer tuit de la historia (aquel mensaje enviado en marzo del 2006 que decía: “Configurando mi cuenta Twttr”) y lo vendió a través de la plataforma Valuables en 2,9 millones de dólares. O también uno puede darse una vuelta por la web Bored Ape Yacht Club, un sitio exclusivo lanzado en abril del año pasado, en el que se venden avatares de monos bajo el formato NFT. Uno de estos coloridos y sencillos primates pueden costar como mínimo 45.000 dólares, como destacó con admiración, recientemente, el diario “El País” de España.
Pero lo que terminó de impulsar todo este mercado de las NFT en 2021 fue el aval de casas de subastas tan prestigiosas como Christie’s y Sotheby’s. Esta última acaba de lanzar Sotheby’s Metaverse, exclusiva para subastas de NFT, y cada vez más galerías y museos están ingresando a este negocio. Por ejemplo, el Ermitage, de San Petersburgo, ya anunció que fotografiará sus colecciones de dominio público y las tokenizará para venderlas por miles de dólares.
Artistas peruanos
A diferencia de lugares como Argentina y Colombia, el Perú ha ingresado tarde al mundo de las NFT, pero ya existen artistas que están promoviendo y vendiendo sus creaciones bajo este formato. En el MAC de Barranco se presenta hasta el 20 de febrero próximo la exposición “Universos análogos, 10 experiencias híbridas”, una muestra organizada por la comunidad digital Agarracamote, liderada por Rafael de Orbegoso y Santiago Aguilar, que es como una pequeña fotografía de la actualidad del arte digital hecho en nuestro país.
Cuatro de los participantes en esta exposición han ingresado ya al mundo de criptoarte. Una de ellas es Giselle Ángeles (Fragmatista), una de las pioneras en este campo en el Perú, quien vende sus obras a través del marketplace SuperRare. Se trata de una artista vinculada a la animación en el espacio público con presentaciones en Nueva York y Tokio. Otro es Mr. Tronch, artista y músico que realiza animaciones en 3D, videoclips y arte para álbumes musicales. Un caso interesante es el de Xomatok, un artista urbano y pintor, cuyas escaleras intervenidas se pueden ver en varias laderas de Lima. Él ofrece en la plataforma Known-Origin su obra ‘Parthenogenesis 1′, un video en el que registra la destrucción de una de sus obras. Al comprador del NFT, él le envía uno de los fragmentos de la pieza como una especie de nexo entre lo digital y lo físico. Finalmente, está el caso de Blumoo, quien viene del diseño de afiches para festivales, quien presenta ‘Levitation’, su segundo NFT en Mintable.App.
“Esta exposición en el MAC nos permite mirar lo que está detrás de las NFT, de este nuevo mercado complejo que recién comienza. Es ver cómo desde hace 20 años se viene trabajando animación digital en el Perú, utilizando diversas técnicas y logrando miradas únicas de artistas que usan la imagen como herramienta de diálogo y cambio”, dice Rafael de Orbegoso, uno de los cofundadores de Agarracamote, que pronto entrará también al universo de las obras tokenizables.
Otra experiencia desarrollada en nuestro medio fue de la ONG Consevación Internacional, que en octubre pasado convocó al artista digital Knot Paolo para realizar una colección de 20 NFT de especies del bosque de Alto Mayo en peligro de extinción, con el objetivo de generar fondos para su protección. Las piezas (imágenes de orquídeas y aves) están a la venta a precios de 0,1 ethereum (unos 265 dólares) en la reconocida plataforma OpenSea.
Jonatan Castillo, motion designer y realizador audiovisual de este proyecto, cuenta que muchos artistas peruanos todavía tienen cierto temor de ingresar a este mercado, sobre todo por la inversión previa que deben realizar. “Para poder subir tus obras a plataformas como OpenSea tienes que tener una billetera digital. Hay varias entidades en línea donde uno puede registrarse y comprar criptomonedas que se usan para adquirir certificados NFT. Es un aproximado de 50 dólares por cada pieza que deseas subir, creo que si sería gratis más gente se animaría”, comenta Castillo, quien da los toques finales a una colección de pósteres animados que pondrá en línea a través de la mencionada plataforma.
Otro de los sitios peruanos que anuncian su ingreso a este nuevo mercado es BLOC Art. “Es un concepto diferente y muy versátil. Lo que se prefieren son animaciones, obras digitalizadas de buena calidad y colecciones, eso está circulando mucho en el mundo de las NFT”, comenta Brenda Ortiz, representante de esta plataforma que lanzará algunas obras de los artistas Yandy Portocarrero, un pintor y escultor peruano que vive en Lyon; y de Liliana Ávalos, quien trabaja con grabados digitales. Se trata de todo un universo que comienza a ser descubierto bajo el poder de las criptomonedas y las infinitas posibilidades del mundo digital.
Más información
Según el portal My Modern Met, entre los exponentes más cotizados en el mercado de las NFT se encuentran, aparte de Beeple, el artista urbano Whils, con su proyecto The End of The Industrial Era; la artista Alexa Meade, que ha convertido sus pinturas en coleccionables digitales; y el colectivo neoyorkino Breakfast, conocido por sus instalaciones de arte cinético. Su NFT ‘Longyearbyen Warming’ busca crear conciencia sobre el cambio climático. La criptomoneda en que se comercian más estas obras es el ethereum, cuya cotización, al cierre de esta semana, era de 2.615 dólares aproximadamente.
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