El pasado lunes 2 Stephen Paddock abrió fuego sobre los más de 22.000 asistentes al festival de música de Las Vegas. [Foto: AFP]
El pasado lunes 2 Stephen Paddock abrió fuego sobre los más de 22.000 asistentes al festival de música de Las Vegas. [Foto: AFP]
Claudia Salazar


Su hermano decía que la noticia le había caído como un asteroide, que no podía ser posible. Él tenía una buena y holgada vida, era buen vecino, tenía una novia como todo el mundo. Vamos, su hermano, el tirador de la masacre en Las Vegas del pasado domingo, era un hombre muy normal. Escuchar eso me dio escalofríos. Alguien muy normal que de pronto estalla en ráfagas aniquiladoras. Terrible normalidad. Todavía me escarapela ese ruido ametrallante que atravesó el concierto de música country varias veces mientras la gente corría en todas direcciones y algunos caían inertes. Como si un campo de guerra hubiera sido trasladado a una de las ciudades más turísticas del país donde vivo. La guerra nuestra de todos los días. 59 muertos, más de 500 heridos.

Un hombre blanco “normal”, al que ningún medio se ha atrevido a llamar “terrorista”, apenas lo llaman “lobo solitario”. Las cadenas de noticias transmiten ad nauseam los datos, los videos, los sonidos, las declaraciones policiales y de las autoridades, el impacto en los testigos, como si no hubiera otra cosa más en el mundo. Una y otra vez. Las críticas usuales a la Asociación Nacional de Rifles que no reconocerá nada nunca. Por varios días, la masacre lo será todo.
La CNN dice que aún no se esclarecen las motivaciones del asesino. Y me pregunto si realmente esos motivos importan para los familiares de las víctimas. Si acaso, para evitar que esto vuelva a ocurrir. Lo que realmente importa es un acuerdo político para regular el control de armas. No hay otra salida.

Mientras tanto, pasarán otras semanas hasta que se recupere la “normalidad”. Hasta que, una noche cualquiera, otro “lobo solitario” —un hombre blanco, probablemente— tome un rifle de asalto y CNN nos vuelva a informar de la cantidad de muertos y heridos, etc.


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