El día previo a esta entrevista, había visitado al arqueólogo Walter Alva, ya en casa tras la última (la tercera), intervención quirúrgica. Leslie Urteaga, actual ministra de Cultura, lo encontró de buen ánimo y con energía, a pesar de que hasta hace pocos días, se encontraba ingresado en la unidad de cuidados intensivos de una clínica local. Desde sus años como viceministra, mantenían conversaciones frecuentes, pero esta última resultó especial. Antes de volver a Lambayeque, deberá quedarse dos semanas en Lima para los chequeos post operatorios. En la conversación, la responsable del MinCul le ofreció coordinar con Essalud el seguimiento de sus atenciones, así como proponerle, si el descubridor de Sipán lo decide, contar con su asesoría para la institución dentro de los marcos legales. Ambos están de acuerdo, por ejemplo, en que los sitios arqueológicos deben ser espacios de encuentro, un foro para la cultura viva, un espacio de actividad efervescente. “Coincidimos con él en que la cultura tiene que ponerse a disposición del ciudadano. No solo la parte arqueológica, sino también la parte inmaterial. El doctor tiene muchísimo para enseñar todavía”, afirma Urteaga.
Desde la gestión de Alejandro Neyra no habíamos vuelto al despacho ministerial. Los funcionarios de las gestiones del gobierno de Castillo no solían recibir a la prensa, como tampoco veían prioritario un plan básico en política cultural. Entonces, el MinCul parecía más un cuartel de operadores políticos, de abogados del expresidente, que de funcionarios y técnicos. ¿Cómo se recupera entonces la credibilidad de la institución? Urteaga, quien se había desempeñado como viceministra de Industrias culturales hasta setiembre del 2021, confirma que en esos últimos tiempos se retrocedió en diversos frentes. “Las viceministras y el equipo técnico trataron de mantener la institucionalidad, pero al volver encontré un sector quebrado anímicamente. Me dio mucha pena. Sin agenda pública, el ministerio se manejó sin criterios técnicos. Algunos ministros que pasaron por esta cartera tuvieron una agenda más política. Y quizás el equipo fue quedando atrás. La idea es volver a recordar nuestro rol, nuestros objetivos. Recuperar la confianza interna y fortalecernos organizacionalmente. Hemos encontrado algunas direcciones desconcentradas de Cultura “tomadas”, y estamos en un proceso de evaluación y de cambio”, señala.
Recientemente ha anunciado el Plan “Rescatarte”, una estrategia para reducir los índices de inseguridad ciudadana a través la cultura. ¿Cómo se enfrenta el problema de la violencia desde su sector?
Vamos a transformar vidas a través de la cultura. Focalizarnos en pequeñas cosas que generen grandes cambios. “Rescatarte” forma parte del plan “Punche seguridad”. Con el ministro de Economía coincidimos que, a través de estas intervenciones, desde el sector Cultura podemos ayudar a evitar más delincuencia e inseguridad. “Rescatarte” es una suma de acciones focalizadas en niños, adolescentes y mujeres, en barrios con problemas de inseguridad. Lo hemos cruzado con “Barrio Seguro”, el programa del Ministerio del Interior. Haremos una serie de actividades relacionadas al arte y la cultura que involucren a talleristas, artistas y maestros de la zona.
¿Cómo se articulará esta red?
Tenemos la red de Puntos de Cultura, un equipo que ha ido identificando las prioridades. El proyecto se vincula también a las regiones con mayor porcentaje de acciones racistas o de discriminación. Tenemos gestores culturales muy cerca de estos barrios en riesgo, y a través de estas intervenciones sumaremos a jóvenes y mujeres. Ya lo estamos trabajando con el INPE, con Inabif, con el Programa Nacional de Centros Juveniles. La cultura cambia vidas, transforma anhelos, nos da oportunidades, nos cura el alma.
Hay más de 32 millones de soles para proyectos culturales y artísticos a nivel nacional. ¿Si bien es plausible este financiamiento directo, qué hay de la brecha en infraestructura?
Estamos revisando los proyectos de inversión pública. Los que tenemos tienen que ver con la investigación y la puesta en valor de sitios arqueológicos. Muy pocos se complementan con la cultura viva, como pueden ser teatros nuevos, salas de cine o bibliotecas públicas. No hemos pensado en proyectos así, nos hemos quedado solo en arqueología. Somos un país arqueológico, pero necesitamos complementar nuestras inversiones con el uso social. Queremos dejar proyectos armados, pero con infraestructura cultural, no solo restaurar, mantener o poner en valor un sitio arqueológico. Nuestro gran ejemplo es Machu Picchu, pero todas las regiones tienen mucho por dar además de arqueología: festividades tradicionales, costumbres, gastronomía, nuestras artes contemporáneas y escénicas. Necesitamos polos de desarrollo cultural.
El MUNA es la única infraestructura cultural construida en los últimos años. Se prometió que estaría puesta en operaciones en el 2024, para el fin de la celebración del Bicentenario. ¿Cómo va la mudanza de las colecciones? Es un trabajo que no se ve...
No se ve porque lo hacemos ahora es la instalación e implementación de la estantería especializada en los sótanos. El trabajo en el edificio parte de los sótanos, donde llegarán nuestras colecciones. Todo está de acuerdo al cronograma. También hemos convocado el guion museográfico. Se ve poco, pero es un proceso. Ya estamos trabajando en la programación de sus anfiteatros y auditorios, y hemos empezado a trabajar con nuestros elencos.
¿Se ha pensado en mejorar el acceso? La entrada a Lurín resulta un caos los fines de semana, cuando muchas personas acuden al cementerio ubicado próximo al museo.
Sí. Y sumemos a eso las chicharronerías. Venimos trabajando una propuesta con la ATU que esperemos concretar, porque depende de ellos: Tener un mejor parador, mejores accesos, un semáforo. Incluso una conexión con los buses alimentadores. Queremos que haya una mejor accesibilidad al museo, que todos podamos llegar incluso en bicicleta. Queremos alcanzar el estándar de otros museos en accesibilidad. Pero aún no tunemos respuesta de la ATU. Esperamos tener ahora mayor resonancia.
Hablando de museos, la dirección general de museos aún insiste en su Proyecto de Ley General, frenado en su momento. Según la Asociación Nacional de Museos del Perú, propone una sobrerregulación que resultaría una amenaza al sector. Lo consideran intervencionista, reglamentarista y punitivo. ¿Por qué no se retira este proyecto de una vez?
Los proyectos están para discutirse y conversar. El proyecto está conversándose desde hace buen tiempo, con diversos grupos de trabajo. Los que han comentado así el tema son los museos privados. Habría que escuchar también a los museos del Estado, los museos de los gobiernos locales y regionales, incluso los de las fuerzas armadas. Hay que dialogar.
¿No es suficiente la Ley de Patrimonio Cultural vigente y la normativa internacional del ICOM (Consejo Internacional de Museos)?
Podría ser suficiente, pero debería traerse al presente. La ley de Patrimonio es del año 2004, y habla de colecciones y de museos de forma muy general. No queremos imponer nada. La idea es dialogar y ver qué es lo mejor para todos. Entendemos que hay grandes brechas en nuestros propios museos, en temas de conservación, incluso.
Primero habría que poner orden en casa…
Así es.
Otro proyecto de Ley que preocupa es el que plantea obligar a los medios televisivos y radiales a aumentar sus contenidos de producción local en un 40%. ¿No cree que es medida resulta coercitiva para la libertad de expresión?
La propuesta no ha venido del Ejecutivo, sino del Congreso de la República. Nosotros tenemos las puertas abiertas para conversar. Nuestro gobierno respeta la libertad de expresión.
Una propuesta que sí ha surgido del ministerio plantea sacar la muestra Yuyanapaq del sexto piso de este edificio. ¿Cuál es la razón de moverla?
Es una idea, aún no está decidida. Lo que pretendemos es mejorar la gestión interna del edificio del Ministerio de Cultura, que no se diseñó para alojar oficinas. Sin embargo tenemos oficinas en los pisos nueve, ocho, siete, cinco, cuatro, tres y en la mitad del piso dos. Lo que le planteamos a la anterior Defensora del Pueblo, Eliana Revollar, era mudar la muestra del piso seis al piso dos, para que ésta sea mucho más accesible, más cercana a la puerta principal. Nuestros ascensores son solo para ocho personas y no se dan abasto para grupos grandes, como pueden ser alumnos de colegio. Le propusimos mantener la propuesta, asumiendo el presupuesto para hacerlo. Queremos hacer este edificio mucho más funcional.
¿Podemos estar tranquilos de que Yuyanapaq no irá a dar a un almacén?
¡Por supuesto que sí! Yo no sé de dónde ha salido de que se va a otro lado. Al contrario. Queremos que todos estén de acuerdo. La defensoría, la curadora de la muestra, los especialistas. Yuyanapaq es una muestra que se complementa a la del LUM. ¡Más bien aprovecho para invitar a las personas a ir a verla!
Se han publicado los resultados de la primera Encuesta Nacional de Lectura. Hay un dato brutal: al año, los peruanos leemos 1,9 libros al año. Las comparaciones son odiosas, pero sirven: Chile tiene un promedio de 5,3. ¿Cómo se piensa implementar una Política Nacional de la Lectura desde tan desalentador panorama?
¡Y España de 10.1! Necesitábamos tener una línea de base. Sabíamos que leíamos poco o nada, pero ahora sabemos cuánto leemos. Aquí tenemos dos responsabilidades: la primera, por el lado de las bibliotecas públicas, regida desde la Biblioteca Nacional, y otra con los Espacios de Lectura, desde la Dirección del Libro y la Lectura del ministerio. Uno de los retos institucionales es trabajar de la mano con los alcaldes. ¡Hay pueblos a los que no llega un libro hace 20 años! Con la Ley del Libro actual, tenemos implementado un presupuesto anual destinado a la compra de libros para renovar bibliotecas y hacerlas más atractivas a los niños y jóvenes. Estamos implementando además espacios para madres gestantes e infantes de 0 a 3 años, desde una mirada contemporánea. A través de convenios con los municipios, los alcaldes nos brindan los espacios y nosotros los implementamos, fortalecemos las capacidades de la persona encargada de la biblioteca y la acompañamos en este proceso. Tenemos mapeadas cerca de 570 bibliotecas en todo el país, pero algunas de han ido perdiendo. A veces, los alcaldes en vez de tener una biblioteca prefieren poner oficinas.
El problema es que muchos de esos alcaldes forman parte del porcentaje de la encuesta que no lee.
Pero también hay alcaldes que sí les interesa hacer alianzas con la biblioteca, y de nuestro lado nos ponemos a su disposición.
La exoneración del IGV para el libro contemplada por la Ley termina este 16 de octubre. ¿Se propondrá una prórroga para tres años más o hay una intención política para resolver los problemas de la Ley 31053?
Por ahora, estamos trabajando en la prórroga con el MEF para tener los sustentos necesarios. Es lo que nos da el marco legal. El ministro de Economía está muy interesado no solo en mecanismos de exoneraciones, sino también en subvenciones que beneficien proyectos culturales. Somos conscientes que la prórroga no ayuda a resolver el problema de fondo.
Del 20 al 30 de julio se anuncia una nueva edición de Ruraq Maki ¿Qué sucedió tras la salida de Soledad Mujica?
Ruraq Maqui es una estrategia que tiene ya 15 años y que ha funcionado muy bien. En esta gestión le estamos dando una oferta cultural complementaria. Va a haber cambios. Va a ser mucho más potente, con un ojo en la economía de mercado. Estamos ahora en plena convocatoria. Queremos que estos espacios tengan altos estándares de calidad, pero también promover información para sumarlos a una cadena productiva. En julio tendremos un Ruraq Maki que sumará toda el área andina, y vamos a invitar algunos artesanos de la región para relanzar este gran proyecto.
Una de las cosas más terribles de la gestión del presidente Castillo en el Ministerio de Cultura fue el maltrato que se hizo a muchos especialistas comenzó con la Feria de Guadalajara invitando a unos y desinvitando autores otros...
Yo aún estaba aquí como viceministra cuando se tomó esa decisión, y me pareció nefasta. Como te comenté, a mi regreso he encontrado un ministerio quebrado en el alma, y estamos en un proceso de cambio para reanimarlo. Entiendo que además hay temas de carácter administrativo y normativos en el primer caso.
Pero en el caso de Soledad Mujica, también hubo maltrato ¿no cree que debería una nueva gestión reivindicar un poco su trabajo?
Conozco a Soledad, y la respeto. Pero también aparte de reivindicar quizás lo que sucedió por el tema Ruraq Maki también podría ser ver qué es lo que hay en el fondo de la parte administrativa, también todos fuimos y estamos siendo sometidos a las leyes de idoneidad, de cumplimiento de requisitos, me parece que eso también fue parte de la decisión que finalmente se tomó. Entiendo además que una vida, una trayectoria tiene puesto por supuesto que ser conocida no solamente desde un proyecto como Ruraq Maki sino también desde la gestión del territorio entonces si ojalá que podamos tener un mecanismo de nueva mirada tanto en las ferias de libro. En general, yo estaba como viceministra cuando se tomó la decisión si me pareció nefasto, pero ahora que regreso pues este como te decía encontré un Ministerio quebrado, quebrado de alma, de espíritu, de ganas de hacer cosas de promover los proyectos estamos en ese proceso de cambio y espero que nos de tiempo para poder reanimarlo. Ahorita estamos respirando y estamos saliendo adelante con lo que hemos encontrado.
¿Tras las denuncias periodísticas, cree que fue un error convocar al renunciante Álvaro Quiñe Napuri como asesor?
No creo que haya sido ningún error. El nombramiento fue completamente legal, cumplía los requisitos. Todos los funcionarios públicos estamos sometidos al escrutinio público y de los órganos de control. Las sanciones se tienen que dar y se cumplen. Y uno vuelve a trabajar donde considera o donde lo llamen. Eso fue lo que pasó con Álvaro. Tras reportaje él renunció. Yo no le pedí la renuncia, y no iba a hacerlo. Él se apartó para evitar molestias en mi gestión. Conversamos mucho y seguimos hablando. Espero que podamos tenerlo en el sector público. Es un gran profesional.
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