Quirós fue marino, compositor y músico. Se calcula que entre 1939 y 1975 compuso alrededor de 80 temas, entre valses, marineras, foxtrots, polcas e himnos marciales. [Foto: Archivo familia Quirós Quiñones]
Quirós fue marino, compositor y músico. Se calcula que entre 1939 y 1975 compuso alrededor de 80 temas, entre valses, marineras, foxtrots, polcas e himnos marciales. [Foto: Archivo familia Quirós Quiñones]


Por Alberto Rincón Effio


"Antes que músico, Pancho era marino, después compositor y, por último, poeta”, dice Mercedes Quiñones, viuda de Francisco Quirós Tafur. “Y también un gran tenista”, agrega. Quiñones lo conoció en la cancha de tenis que tenía la familia Quirós en La Punta, Callao, cuando Quirós, teniente 1.° de la Marina de Guerra, con veinte años, bigote fino, delgado, de porte atlético, era apenas un compositor a hurtadillas. Desde ese día, ella entró a su vida y nunca volvería a salir del todo.

                                  —Vivir para cantarla —
“Yo creo que al final de su vida, él iba a empezar a componer en serio. Por fin tenía más tiempo porque la vida de marino le exigía mucho”, dice Rafael Quirós, su segundo hijo. La gran batería de composiciones de Quirós es de 1960 a 1965, cuando ya era un oficial jefe. Sin embargo, su producción de 1939 a 1975 se calcula en 80 temas entre valses, marineras, foxtrots, polcas e himnos marciales para la Marina y el Ejército. Quirós registró en Apdayc solo 24 temas y, recién en noviembre del 2016, sus hijos registraron otros seis. Hay 21 temas con letra y música sin registrarse, 19 de los que solo se conoce la letra y 10 perdidos.

     Su primera composición, “Souvenires”, un foxtrot de 1939 —durante el auge de este género— fue escrita en un crucero que hizo del Callao a San Francisco (“Cuando llegamos a California/ pocos sabían decir yes-yes/ pero pasaron tres, cuatro, días/ y todo el mundo ya hablaba inglés…”). Componer era para Quirós como un souvenir que traía de cada viaje, de cada experiencia. De estos anhelos en altamar, ya de enamorados, le compuso en 1942 a Mercedes Quiñones “El buquecito”: “Navegando bajo la luz de la luna/ una noche me puse a pensar/ la de cosas que yo haría/ si pudiera quedarme en la mar./ Me arreglaría un buquecito muy chiquitito para los dos/ y viviría, surcando mares, surcando mares contigo amor…”.

15 abril 1974. Quirós da un discurso en la Escuela Naval. [Fotos: archivo familia Quirós Quiñones]
15 abril 1974. Quirós da un discurso en la Escuela Naval. [Fotos: archivo familia Quirós Quiñones]

     “Las composiciones son como los hijos, cada una es diferente, pero se quieren por igual”, decía Quirós. Y pese al puñado de canciones populares que hizo —como “Los submarinistas”, “Ay, Leonor”, “Cabecita loca”, “Santa Clotilde”, “Mi sirena”, las marineras “El lobo”, y “Bodas de plata” (finalista del Primer Festival Cristal de la Canción Criolla en 1960), los valses “Caricia” y “Mi arbolito”, la mayoría popularizados por Los Troveros Criollos—, no fue hasta mediados de los sesenta, con la polca “Vamos, Boys”, que su popularidad despuntó.

     Aficionado al fútbol, “Vamos, Boys” es la crónica chalaca que rememora la era dorada del Sport Boys y la oncena campeona de 1935 que enviaría a todo su equipo titular a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. El estribillo (“Vamos, Boys, quiero ver/ otro gol en tu score/ y sentir el rugir/ del viril Chim Pum Callao) es de los más reconocidos de la música popular. Inscrito en Apdayc por Quirós en noviembre de 1966 —no hay una fecha cierta de su presentación—, fue popularizado en la voz de Jorge el “Carreta” Pérez, quien, años más tarde, también grabaría la polca futbolera “Furia chalaco” [sic], que Quirós compuso para el clásico rival, ya desaparecido, Atlético Chalaco. Posteriormente, en 1969, cuando Perú clasificó al Mundial de México 70, Quirós compuso otra polca, “Arriba, Perú” (Rugir de sirenas, tronar de cohetones/ Hinchan corazones en la multitud;/ El referí sopla al aire su pito/ Y solo hay un grito ¡Arriba, Perú!), pero Félix Figueroa ya había lanzado su famoso “Perú campeón”. Quirós comentó a su amigo y guitarrista Nico Larrea: “el que pega primero, pega dos veces”. Y no fue hasta julio de 1971 que Quirós volvería a pegar primero.

     Por el sesquicentenario de nuestra independencia, Panamericana organizó el Festival de la Canción Peruana. La expectativa logró que más de mil temas se presentaran. Cuando se conocieron los nombres de los finalistas —Juan Gonzalo Rose con “Si un rosal se muere”, Lorenzo Humberto Sotomayor, Carlos Hayre, Alicia Maguiña con “Soledad sola”, José Escajadillo con “Jamás impedirás” y Francisco Quirós con “Bandida”—, el festival tomó un cariz insólito.

     Rafael Quirós recordaba que la noche de la final llegó con su familia al Teatro Municipal y encontró una revuelta entre los asistentes. Ofelia Lazo y David Odría eran los animadores; el libretista, un joven Augusto Polo Campos. El jurado, presidido por César Miró, compositor de “Todos vuelven”, anunció a los ganadores recién a las dos de la madrugada. El primer premio para el poeta Rose fue indiscutible, pero los demás fueron fuertemente rechazados. Cuando Pancho Quirós subió a recibir el segundo premio, en medio de los agradecimientos, alguien lo interrumpió desde las graderías: “¡No te lo mereces!”. Y hubo silencio. Pero Quirós, sin darle tiempo, respondió: “Bueno, yo no sé qué pasa, pero como a mi tema lo he titulado ‘Bandida’ y yo soy un bandido, agarro el premio y me lo llevo”. Y el teatro rio, lo despidió entre aplausos, y Quirós sonrió para las cámaras, feliz como lo recuerda su familia esa noche.

Quiros dando trofeo el 14 setiembre 1968 - CENAE. [Foto: archivo familia Quirós Quiñones]
Quiros dando trofeo el 14 setiembre 1968 - CENAE. [Foto: archivo familia Quirós Quiñones]

     “Bandida” sería una nueva y merecida catapulta en su carrera (“Eres una hoja sensitiva/ vibras con ardiente frenesí/ linda criatura que en rara mixtura/ tienes tanto encanto, como nunca vi”). En 1974, el Zambo Cavero y Óscar Avilés lo grabaron a dúo; luego, Eva Ayllón en 1979 y, en 1981, Oscar de León y El Gran Combo de Puerto Rico. En 1989, Los Troveros Criollos lo grabaron como vals-fusión en un disco en homenaje a Quirós que nunca se editó en CD. Este tema de título pícaro, de avanzada, con variaciones infinitas, contiene una letra enigmática que, utilizada con destreza, es un verdadero caleidoscopio musical.

                           — Adiós, mi comandante —
Era diciembre de 1969 y en el departamento de Pancho Quirós —entonces comandante de la flotilla de submarinos— se realizaba una reunión con música y amigos. El almirante (r) José García Castaños recuerda que “el único personaje extraño esa noche era Nicomedes Santa Cruz. De pronto, cuando entré a la cocina, me lo encontré escribiendo en varios papeles, y me aventé a preguntarle: ‘¿qué hace, maestro?’, pero él me respondió muy serio: ‘anda nomás, hijo’”. En plena reunión, Santa Cruz —para asombro del propio Quirós— paró la música y pronunció las “Décimas a Pancho Quirós”, escritas a mano en esos papeles. Acababan así: “Eficiente comandante/ has sido en nuestra flotilla,/ paseando tu invicta quilla/ trimando en el mar tronante./ Pronto de contralmirante/ lucirás la charretera,/ que en tu vida marinera/ hay lugar para los dos:/ el criollo Pancho Quirós/ y el marino de alma entera”. El grupo de oficiales congregados esa noche tenía otro obsequio: las caponas (charreteras) que debía estrenar pronto Quirós como contralmirante.

Francisco Quirós junto al poeta Nicomedes Santa Cruz, quien a finales de la década del sesenta le compondría una décima. [Foto: archivo familia Quirós Quiñones]
Francisco Quirós junto al poeta Nicomedes Santa Cruz, quien a finales de la década del sesenta le compondría una décima. [Foto: archivo familia Quirós Quiñones]

     Sin embargo, la carrera de Quirós daría un vuelco amargo: en diciembre de ese año la Marina rechazaría su ascenso y, en enero de 1971, pediría su pase al retiro. Luego Quirós se desempeñaría como gerente de la naviera Humboldt, a la que compuso su último tema criollo conocido, “Mi compañía”.

     Pero la vida le tendría un último encargo. En setiembre de 1973, Pancho Quirós recibió la llamada del comandante general de la Marina, Luis Vargas Caballero. El gobierno militar de Velasco y los himnos castrenses vivían un apogeo. Hasta entonces, la Marina tomaba prestado el himno de la Escuela Naval y Vargas Caballero le propuso componer uno para su institución. Quirós no dudó y, en un mes, el 8 de octubre, Día de la Marina, tenía la letra mecanografiada. Luego de las calificaciones y los ensayos de la banda, el 22 de marzo de 1974, por Resolución Ministerial fue declarado himno oficial y titulado “Gloriosa Marina Peruana” (Mar peruano, escenario milenario/ de bronceados marineros/ que en la esencia de tu sal/ nos legaron para siempre aquel dominio/ que preserva en su destino/ nuestra Armada Nacional). Para su estreno, la fecha fue una reivindicación a las caponas negadas: el cumpleaños de Quirós, 15 de abril de 1974. Se había cerrado una herida.

     Un año después, la madrugada del 20 de abril de 1975, dos infartos consecutivos lo llevaron de emergencia al Centro Médico Naval. Días después, un tercer infarto acabó con la vida del comandante Francisco Quirós Tafur, el criollo Pancho Quirós, don Panchito, a los 55 años. Los diarios dieron cuenta de la despedida de músicos, periodistas y oficiales de mar que lo querían. Su amigo Nicomedes Santa Cruz escribió: “¡Panchito Quirós, el amigo de los amigos, el sonriente y correcto hermano, el abnegado padre y esposo, el marino a carta cabal ha muerto!”. La muerte de un hombre joven, un compositor en su apogeo, deja cabos sueltos, borradores ilegibles, manuscritos esparcidos y cuadernillos sin acabar. Pero la música corre una suerte sobrehumana y en las graderías del Sport Boys, cada 8 de octubre en la Escuela Naval, o acompasando una nueva serenata criolla, Francisco Quirós vuelve a sonar y a vivir, a cumplir su palabra.

[Fotos: archivo familia Quirós Quiñones]
[Fotos: archivo familia Quirós Quiñones]

DÉCIMAS A PANCHO QUIRÓS
Medido de proa a popa,
eslora, manga y puntal,
dan al marino cabal
adorado por su tropa.
Por ti levanto mi copa
y me bebo el Mar del Sur.
Sin dejar nada al albur
estas décimas te envío,
mi capitán de navío
Francisco Quirós Tafur.

Caballero de los Mares
y de la Canción Criolla,
tu inspiración desarrolla
peruanísimos cantares.
Si tus himnos militares
dan patriótica virtud,
cantando a la juventud
enlazas ayer y hoy
al grito de “¡Vamos Boys!”
y al son de “¡Arriba Perú!”

De ti aprendió la sirena
su mitológico canto.
Por ti el grumete en su llanto
encontró alivio a su pena.
Por ti en la jarana suena
quimba y guaragua el cajón.
Por ti, nuestro corazón
se siente submarinista
y desciende —jaranista—
a la más criolla inmersión.

Eficiente Comandante
has sido en nuestra Flotilla,
paseando tu invicta quilla
trimando en el mar tronante.
Pronto de contralmirante
lucirás la charretera,
que en tu vida marinera
hay lugar para los dos:
el criollo Pancho Quirós
y el marino de alma entera.


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