Óscar Miró Quesada de la Guerra, "Racso", dese muy joven se interesó por los hechos científicos. Dos temas merecieron su especial atención: la teoría de la relatividad de Einstein y la llegada del hombre a la Luna. Ilustración: Giovanni Tazza.
Óscar Miró Quesada de la Guerra, "Racso", dese muy joven se interesó por los hechos científicos. Dos temas merecieron su especial atención: la teoría de la relatividad de Einstein y la llegada del hombre a la Luna. Ilustración: Giovanni Tazza.
/ Giovanni Tazza
Jorge Paredes Laos

Fue un hombre de múltiples saberes y dedicó su vida a divulgarlos, a hacerlos llegar a públicos amplios a través del periodismo. Una de sus frases más citadas resume esta vocación: “si el pueblo no puede ir a la universidad, la universidad debe ir al pueblo”. Óscar Miró Quesada de la Guerra, , nació en 1884, en un Perú devastado tras la guerra con Chile, y falleció casi un siglo después, el 12 de agosto de 1981. Así, pudo ver la transformación del mundo a partir del auge del racionalismo, la ciencia y la tecnología. Su entusiasmo por los postulados de Freud sobre el inconsciente, por la teoría de la relatividad de Einstein y por el inicio de la carrera espacial y la llegada a la Luna, lo llevaron a investigar y a escribir sobre estos hitos contemporáneos en las páginas de este Diario. Su primer artículo sobre los usos terapéuticos el hipnotismo lo publicó a los 16 años, el 8 de setiembre de 1901, esto lo convierte en uno de los precursores del periodismo científico.

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Uno de los momentos más gratos de su vida fue cuando Albert Einstein le envió una carta de felicitación por sus artículos, en los días cercanos a la Navidad de 1939. Su hijo, el filósofo lo contó así en un artículo de 2006 en el que evocaba la figura de su padre:

“A los cincuenta años, para comprender la teoría de la relatividad de Einstein, aprendió matemáticas y física. Y, entusiasmado por la genial teoría, escribió treinta artículos sobre ella, a los que agregó tres o cuatro sobre la teoría de los cuanta. Un amigo le dijo que se los enviara a Einstein, pues estaba seguro de que los apreciaría. Pero Racso, modestamente, le respondió, no le voy a mandar nada, qué los va a leer. Entonces, el amigo se los envió, y sucedió algo extraordinario. Un día estábamos almorzando en casa, y un cartero tocó la puerta de calle. Salió el mayordomo y le fue entregada una carta. La llevó a la mesa, y ¡la carta era de Einstein! Estaba en alemán. […]. Einsten decía: he leído con mucha atención los artículos que Ud. me ha enviado sobre la teoría de la relatividad, y los cuanta tal como los expongo en el libro que he escrito con mi colaborador Indfeld [La evolución de la física]. Su exposición es correcta, lo felicito. Racso publicó un libro recopilando sus artículos, titulado La relatividad y los cuanta”.

Carta enviada por Albert Einstein Óscar Miró Quesada, "Racso", que fue publicada en la edición de El Comercio, del 29 de noviembre de 1939. FOTO: CRISTHIAN ROJAS / EL COMERCIO
Carta enviada por Albert Einstein Óscar Miró Quesada, "Racso", que fue publicada en la edición de El Comercio, del 29 de noviembre de 1939. FOTO: CRISTHIAN ROJAS / EL COMERCIO
/ CRISTHIAN ROJAS

La generosidad de Racso

Racso estudió Letras, Filosofía y Derecho en la Universidad de San Marcos, donde fue profesor e introdujo los estudios de criminología en el Perú. Su nieto, el politólogo y ex director de este Diario, , lo recuerda siempre en su biblioteca, rodeado de más de 30.000 libros, donde escribía en una antigua máquina Remington en unos papelitos que luego juntaba como si fueran hojas. “Con la expropiación del periódico en 1974 —rememora—, mi abuelo tuvo que vender su biblioteca a Eduardo Sanseviero, quien le pagó muy bien. Yo, como una travesura mía, solo pude salvar algunos libros de Derecho que me interesaban”

“Era muy cariñoso —cuenta—, siempre se interesaba por los demás y tenía un desapego a las cosas materiales. En una oportunidad, nos íbamos al cine Roma, a ver la película Tora Tora Tora, sería los años 70, y en la calle nos encontramos con un niño que pedía limosna, Racso abrió su billetera y le dio un billete de 100 soles que en esa época era un montón de plata”. Un rasgo que remarca su nieto es el temperamento nervioso de Racso. Resalta, además, su gran empatía con los periodistas y empleados de este Diario. “Por supuesto, estaba en contra del autoritarismo de Velasco, pues siempre fue partidario de la libertad y la democracia, pero consideraba justa la comunidad laboral”, comenta. Entre sus recuerdos, su nieto conserva un diploma que alguna vez la Confederación General de Trabajadores del Perú le entregó a su abuelo. Lee: “Se otorga el presente diploma al señor, doctor, Óscar Miró Quesada por su constante labor en la prensa a favor de la clase obrera, 27 de julio de 1914”. Era la época en que se debatían las ocho horas de trabajo.

Óscar Miró Quesada de la Guerra, Racso, fue un pionero de la divulgación científica en el Perú.
Óscar Miró Quesada de la Guerra, Racso, fue un pionero de la divulgación científica en el Perú.

La llegada a la Luna

Entre los centenares de artículos que publicó Racso en El Comercio destacan los dedicados a la carrera espacial y la llegada del hombre a la Luna, en 1969. Fue todo un acontecimiento que vivió con sus hijos y nietos frente al televisor. “Para él fue un acto maravilloso”, apunta Miró Quesada Rada. “Ese día mi abuelo, mi papá, mis hermanos, y mi tío Kuki (el médico Óscar Miró Quesada Cantuarias) estábamos sentados esperando el acontecimiento. Si yo tengo afición a la astronomía fue gracias a él, quien me enseñó en un telescopio a ver la Luna, las constelaciones y los planetas”.

Su hijo Francisco Miró Quesada Cantuarias en uno de sus recordados “Filosofemas” (22 de julio de 1999), también recordó este momento y contó que, cuando vio la huella de Armstrong en el suelo lunar, Racso exclamó: “Nunca en mi vida he sentido envidia, pero después de lo que acabamos de ver, siento envidia por los astronautas. Ver el cielo estrellado sobre mí, a mi derecha, a mi izquierda, y bajo mis pies, debe ser lo más sublime que puede contemplar un ser humano”.

Al final de su libro “Elementos de geografía científica del Perú” (1919), Racso escribió un credo peruano, que puede servir para estos tiempos: “Creo en la vitalidad intensa y obstinada del Perú que ha soportado todas las crisis financieras y todos los desaciertos políticos, reponiéndose y progresando”.

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