Para comprender el poder testimonial de "Los rendidos" es necesario saber que quien enuncia, José Carlos Agüero, es hijo de dos senderistas ejecutados extrajudicialmente. ¿Por qué es tan importante fijar el origen de su voz? No solo porque el autor busca un espacio para reflexionar fuera de los arquetipos de víctima o victimario, sino porque mucho del mérito que posee este libro procede, justamente, de la necesidad de renunciar a los consensos y discursos de posguerra, los nombres y acuerdos que nos ayudan a lidiar con el horror y sobrevivirlo.
Tanto la narrativa de la represión como la de la revolución poseen lenguajes desde los cuales es imposible evitar lugares comunes. No pueden nacer clichés, en cambio, desde un no-lugar: ahí la realidad exige un lenguaje que la invente. El no-lugar de Agüero es un género híbrido en el que se mezcla el ensayo con la memoria.
El arco narrativo traza un camino de aprendizaje que, en estricto, es un desaprendizaje: el del hijo signado por las convicciones de sus padres al adulto que se abre al escepticismo; el del sujeto que busca libertad de conciencia en la duda; el del intelectual que racionaliza su sensibilidad para sobrellevar el dolor, el arrepentimiento y la culpa. No es un camino fácil. Los prejuicios poseen utilidad y pensar fuera de ellos exige preguntas incómodas: ¿tiene Agüero el deber de disculparse por las atrocidades que cometieron sus padres? ¿Tienen los deudos senderistas el derecho a reclamar reparaciones al Estado? ¿Es posible abrazar a aquellos que teorizaron de los hombres como si fueran cucarachas (Tapia dixit)? ¿Tenemos la capacidad de juzgar todo ello?
Agüero, como Garcilaso y Arguedas, nació escindido; pero, como ellos, ha hecho de su ruptura original una visión que contiene un precioso conocimiento del mundo o, mejor dicho, una magnífica ignorancia de él. Leerlo es el más incómodo de los placeres.
Ensayo: "Los rendidos"
Autor: José Carlos Agüero
Editorial: IEP
Páginas: 160
Precio: S/. 25.00