A pesar del éxito de sus colaboraciones, la relación entre Eastwood y Leone nunca fue buena.
A pesar del éxito de sus colaboraciones, la relación entre Eastwood y Leone nunca fue buena.

Hay una gran diferencia entre la pulcritud de los vaqueros que encarnó John Wayne versus el cinismo desgarbado de los vaqueros interpretados por Clint Eastwood. El primero es la figura del hombre de bien cuya función es la supervivencia de los valores que, se supone, fundan la sociedad estadounidense. El segundo es creación de Sergio Leone.

Leone sorprendió al mundo en 1964 con el estreno de Por un puñado de dólares. Para entonces, como dice el periodista español Emilio de Gorgot, “parecía que nada nuevo podía inventarse en las praderas del Oeste, que el cine había desgastado a lo largo de décadas de uso y abuso”.

Retrocedamos un momento. El western nació en Estados Unidos el 1 de diciembre de 1903, con el estreno de Asalto y robo de un tren, de Edwin S. Porter, película que duró 12 minutos y cuya escena final sorprendió al público, pues se trata de un vaquero disparando a la cámara. Con mayor o menor suerte el género siguió evolucionando y llegó a tener una ‘época dorada’, entre 1940 y 1960, en la que brillaron nombres como John Ford (director) o John Wayne (actor). Se multiplicaron las historias que contaban, desde distintos ángulos, la conquista del Oeste norteamericano sucedida a inicios del siglo XIX, muchas de ellas edulcorando un periodo en el que se desplazó a culturas ancestrales y se oprimió a minorías étnicas en nombre de la expansión territorial y el avance de la industria.

Hasta que llegó Sergio Leone.

El trabajo de Leone ha marcado la historia del cine y creado imágenes y personajes que se han convertido en íconos.
El trabajo de Leone ha marcado la historia del cine y creado imágenes y personajes que se han convertido en íconos.

—Pistolas y spaghetti—
A Sergio Leone (3 de enero de 1929 – 30 de abril de 1989) el cine le debe mucho. Los cinéfilos, aún más. No solo le dio un nuevo aire al entonces desgastado género, sino que terminó de universalizar las historias de pieles rojas (nativos americanos) y caras pálidas (colonos), convirtiéndolas en patrimonio ya no de Estados Unidos, sino de cualquier ciudadano del mundo que tenga acceso a una sala de cine. Como si esto no bastara, lanzó al estrellato a Clint Eastwood e introdujo en la industria cinematográfica a un genio de la creación de bandas sonoras, su compañero de escuela Ennio Morricone.

Pero ese nuevo aire no tuvo buena recepción al principio. Mientras en Europa sus películas eran aclamadas, en Estados Unidos, madre patria del western, la crítica fue muy dura. ¿Qué se había creído un extranjero para adueñarse del género creado para contar la épica de la construcción de una nación? El western estadounidense se forjó resaltando los valores morales de la sociedad americana, la gran epopeya nacional de la cual nacían sus mayores héroes, y Leone desechó esto por completo: le quitó la épica y la moralina, pues ningún personaje era lo suficientemente ejemplar como para ser considerado un héroe.

Se empezó entonces a hablar de spaghetti western de forma despectiva, como un subgénero, por haber sido creado en Italia.

Se equivocaron los críticos estadounidenses de entonces: lo de Leone no eran los panfletos, era la creación cinematográfica. Él no buscaba la idealización del vaquero, reflejada en parte en su pulcritud, él trataba de mostrar un salvaje Oeste, tal y como creyó que pudo ser, no como hubiera preferido que sea. El ser extranjero le ayudaba a ver las cosas desde una óptica distinta.

Y aunque en su momento tuvo que lidiar con muchas decepciones gracias a la implacable crítica, el tiempo, como siempre, lento pero seguro, ha puesto las cosas en su lugar. Clint Eastwood, a quien Leone lanzó sin querer al estrellato y con quien nunca compartió una amistad, lo reconoce como una de sus mayores influencias. Sería imposible que lo niegue, pues la evidencia salta a la vista en películas como El jinete pálido (1985) o Sin perdón (1992). Lo mismo pasa con Martin Scorsese, Francis Ford Coppola y Quentin Tarantino.

Decía: le debemos mucho a Sergio Leone... y con solo nueve películas en su haber, qué tal.

Películas
Por un puñado de dólares (1964)

La película sentó las bases del spaghetti western y lanzó a la fama tanto a Leone como a Clint Eastwood. Sin embargo, Akira Kurosawa denunció al director por haberse basado en su filme Yojimbo ( 1961 ) sin pedir la autorización correspondiente.

Hasta que llegó su hora (1968)
Protagonizada por Charles Bronson, Henry Fonda y Claudia Cardinale, es un clásico del spaghetti western. El protagónico de Cardinale sorprendió, pues Leone había dicho que prefería eliminar a las mujeres de las películas de este género.

Érase una vez en América (1984)
Fue el último trabajo de Leone, y es considerado por muchos como su mejor película. Por su duración (casi cuatro horas), se presentó en algunos cines en dos partes y fue mutilada para su estreno en Estados Unidos, pues los productores consideraban que una película tan larga no sería del interés del espectador.

Para ver:
Mira el trailer de Hasta que llegó su hora.

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