Hace unas semanas, encontré un libro titulado Del antimperialismo al poscapitalismo y el APRA, publicado por el Fondo Editorial de la UNMSM. El autor es Rafael Zevallos Bueno, bachiller en Química por la Decana de América y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Estrella. Me llamó la atención su esfuerzo por retomar las bases filosófico-doctrinales apristas y adaptarlas a las condiciones del siglo XXI. Esto me remite a una idea que venía cavilando hace un tiempo: la escasa atención que la academia peruana y latinoamericana ha dado al corpus doctrinal aprista en el marco del pensamiento político latinoamericano del siglo XX. A esta problemática quiero dedicarle unas líneas a propósito de los 125 años —celebrados el 22 de febrero— del natalicio de Víctor Raúl Haya de la Torre.
Es posible que, desde antes de 1928, en que escribe El antimperialismo y el APRA, Haya se trazase como meta elaborar un corpus doctrinal que, partiendo del marxismo, interpretase la realidad mundial, pero enfocado desde América Latina. En ese punto, ya en Impresiones de la Inglaterra imperialista y de la Rusia soviética (visita realizada en 1924), refiriéndose al experimento soviético, Haya sostiene que es menester observar “semejanzas aparentes y diferencias reales”.
En este camino, el capítulo final de El antimperialismo y el APRA, titulado “El Estado antiimperialista”, es el modelo de transición que Haya considera aplicable a la realidad de América Latina y específicamente del Perú, de acuerdo con las tesis marxistas y tras años de acuciosa observación y estudio. Pero la sola constatación de que una teoría, al aplicarse a realidades diferentes, arrojará resultados diferentes, alejará a Haya del determinismo marxista y del dogmatismo estalinista.
Apuesta por el relativismo
De esta transición abrupta —de por medio está su áspera polémica con Mariátegui y su ruptura con la Internacional Comunista—, publicará en 1935 su “Sinopsis filosófica del aprismo”, reproducida en Espacio-tiempo-histórico ( 1948 ), obra bastante vilipendiada por una serie de críticos que no se han tomado la molestia de leerla. La “Sinopsis filosófica” es una temprana apuesta por el relativismo, que sitúo delante de La sociedad abierta y sus enemigos de Karl Popper (1945), e incluso delante de los planteamientos posmodernos que cuestionan los grandes marcos teóricos y los metarrelatos de las ciencias sociales.
Un corpus alternativo
Quiero concluir estas líneas con dos ideas centrales. La primera es que, durante el siglo XX, el aprismo intentó ser —y fue hasta donde pudo— un corpus doctrinal alternativo al marxismo. No se quedó en ideología. Intentó ser todo lo científico que pudo. Se pretendió modelo de análisis social. La propia situación del movimiento, la persecución de sus líderes y la pérdida del carácter continental de sus orígenes, le hizo perder paulatinamente ese impulso inicial que, sin embargo, quedó plasmado en obras de autores peruanos y de sus pares latinoamericanos apristas —que los hubo hasta la década de 1930—, que deberían rastrearse y sistematizarse.
La segunda es que el corpus doctrinal aprista es el más depurado y completo del siglo XX en América Latina. Ningún otro partido pensó al continente con esos niveles de originalidad y cientificidad, y se le extraña en las escuelas de estudios políticos, así como en los manuales de pensamiento político latinoamericano. Lejos de tomar partido por una utopía política que pertenece a la centuria pasada, corresponde rescatar para la historia este modelo de análisis sociopolítico que fue el producto de una pléyade de intelectuales peruanos que saltaron a la palestra precisamente hace 100 años, en la agitada década de 1920, y de la que Haya de la Torre fue su indiscutido líder.
Más información
Publicación en el siglo XX
- Orrego y seoane: Sobre el corpus aprista, también destacan la producción de Antenor Orrego, El pueblo continente ( 1939 ) y Hacia un humanismo americano ( 1966 ), y la de Manuel Seoane, Las seis dimensiones de la revolución mundial ( 1961 ).
- Townsend y barba: En tiempos más recientes, están los libros de Andrés Townsend, 50 años de aprismo ( 1989 ) y Patria grande: pueblo, parlamento e integración ( 1991 ), y el de un joven José Barba Caballero, Haya de la Torre y Mariátegui frente a la historia ( 1978 ).