Libros, películas, series y juegos. La industria del entretenimiento, cada vez más, está llena de historias violentas: asesinatos, venganzas, robos, secuestros, suicidios y hasta de ataques terroristas. Las redes sociales no están fuera de este fenómeno. A fines de marzo, en Twitter, nació Crímenes ilustrados, un juego interactivo que consiste en resolver un misterio: ¿asesinato o suicidio? La historia fue concebida por los españoles Modesto García (@modesto_garcia) en la narración y Javi de Castro (@javi_decastro) en las ilustraciones. A diferencia de los anteriores relatos publicados de García como “hilos” en Twitter, la dinámica de este fue interactiva.
Primero, reunió en una sola imagen toda la historia: el arma homicida, la sangre y el cuerpo. En ella, colocó varias pistas. En la misma ilustración, añadió cuentas secundarias para interactuar con estas, que, a su vez, llevaban a más pistas. Por ejemplo, al entrar a la cuenta @AbreElArmario, había una ilustración amplificada para descubrir qué hay dentro. En el caso de @Coge_elTelefono, servía para revisar las llamadas recientes o @MiraElMovil, para chequear la última conversación de la víctima en su celular.
A pesar de las recomendaciones de evitar consumir contenido violento para mantener una salud mental estable, el juego ha sido todo un éxito, al punto de que el autor ha prometido lanzar un par de secuelas. ¿Por qué?
Mente criminal
El ser humano es curioso por naturaleza. Muchas personas desean saber por qué los criminales actúan de determinada manera, ya que son acciones que muchos no conciben hacer en toda su vida. Entonces, como no hay una entidad que lo explique, “ellos están buscando respuestas y sacando conclusiones en este tipo de programas o juegos”, explica la psicoterapeuta y perito forense Gabriela Coros de la Piedra.
Además, son estas mismas personas quienes ven cada día noticias sobre asesinatos, robos, violaciones. Lo que ven en las series no solo ocurre en la pantalla, sino en sus ciudades. “La gente quiere saber por qué pasa esto y se mete a investigar. Es por eso que las series de televisión siguen sacando este tipo de programas”, agrega.
Consumir contenido violento a través de una película, juego o libro, marca “una distancia, pues no eres tú quien vive directamente la desgracia. Hay un desapego ante estas situaciones que se reflejan, por ejemplo, en la indiferencia ante los feminicidios”, sostiene Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la clínica Ricardo Palma. El refrán dice “somos lo que comemos”, pero, en este caso, somos lo que vemos. Hay una fuerte tendencia desde hace décadas por consumir contenido violento como entretenimiento. A la par, los reportes de delincuencia aumentan en todo el mundo. “A más series criminales aumentará la violencia. Las series de televisión, las películas cómicas e incluso los medios de comunicación son siempre el reflejo de nuestra sociedad”, señala Coros de la Piedra.
Ella brinda una posible explicación a la gran acogida: la teoría de la catarsis. Según esta, la sociedad, al ver este tipo de contenido de delitos y violencia en series, películas y juegos, va expulsando todos los sentimientos que tiene de hostilidad, ira e indignación por aquello que no puede resolver o solucionar. Y, mientras va depurando sus emociones, no lastima a otros.
Violencia como instinto
Pero, el tema de entretenimiento violento no es nuevo. La atracción por lo agresivo se remonta, por ejemplo, a la época del circo romano y los gladiadores. El público consideraba esta pelea a muerte como un festín, alentaban la violencia desde la seguridad de sus asientos mientras veían en vivo como dos personas trataban de aniquilarse.
Entonces, parece que “es innato en el ser humano la agresividad y ese sentimiento puede crecer al consumir violento. Pero hay que diferenciar agresión de violencia. La agresión es algo que todos tenemos - característico de los animales -, pero la violencia solo se manifiesta y se lleva a cabo en el ser humano”, explica Coros de la Piedra. Y los niveles de agresión también son diferentes para todas las personas.
Perfil del consumidor
Las personas, por inercia, siempre están en la constante búsqueda de emociones nuevas que las mantengan motivadas día a día. Algunos puede que lo encuentren en el contenido violento.
Hay dos tipos de personas que consumen este género, según Bravo Rueda. Por un lado, están los que sienten curiosidad por ver sin censura las muertes, el morbo, la sangre y saber qué tan violento fue el crimen. Y, otros en cambio, son a los que les gusta la intriga: ver cómo maquinaron el crimen, saber cuál fue el tipo de pensamiento del delincuente, conocer las características psicológicas de una persona que mata a otra y qué lo motiva.
“Algunas personas que les gusta experimentar y son más avezadas en la vida real. Ellos se inclinan más por emociones fuertes, le gusta sentir el miedo y no solo en películas. El otro grupo quiere ver la forma de pensamiento del criminal, los llamaría intelectuales e introspectivos”, agrega la psicóloga clínica.
Esta es una de las razones por la cual las historias de crímenes tienen tanto éxito actualmente: el público aplaude al delincuente por ser tan inteligente que no dejó huellas, vencer al sistema y salir victorioso. Nuevamente aquí entra la teoría de la catarsis, al ver plasmada todas sus fantasías sin dañar a terceros.
Mientras ello ocurre, juegos como Crímenes ilustrados siguen despertando adeptos por un ingrediente adicional: esa fascinación que tenemos todos por resolver un misterio. Por ello, el público seguirá demandando historias cada vez más elaboradas y, como advierten especialistas como Coros de la Piedra, los seguidores de estos relatos o productos deben saber diferenciar realidad de ficción y velar por su propio equilibrio mental.
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