"El voto del Frepap canaliza el descontento conservador. La gente está buscando una agrupación que exprese su descontento por el desempeño de las instituciones representativas y el Frepap es una opción en la medida en que es una organización que ha trabajado a nivel local, pero que también pone en agenda un conjunto de temas como la no promoción de la igualdad de género y sí una agenda más evangélica.
Esta figura que se presenta también tiene que ver con que en el Perú la cultura política en tiempos de crisis es optar, por lo general, por una opción de mano dura y militar. Y aquí el conservadurismo se manifiesta, por un lado, por ejemplo, con Podemos; y, por otro lado, esta opción más evangélica del Frepap. Además, junto a Acción Popular, no tuvo un protagonismo mediático, pero lo que demuestra esta campaña es que quizás la gente también está descontenta con el ‘establishment’ de los medios de comunicación y apuesta por partidos que tienen estrategias locales y presenciales.
El gran ganador de esta campaña es el movimiento conservador, que encuentra de alguna manera un reflejo también en partidos como Fuerza Popular. Es una corriente que ha tenido a lo largo del tiempo muchas formas de manifestarse, pero que ciertamente va a bloquear las reformas de promoción de ciertos derechos, como el matrimonio igualitario, la paridad y la igual de derechos.
No diría que el presidente es quien pierde políticamente con estos comicios, sino los partidos tradicionales vinculados a casos de corrupción y que no optaron por una renovación".
Adriana Urrutia, Politóloga