Dos hermanos se pelean el control de un partido creado en torno a la figura de su padre. Aunque ninguno ha podido repetir sus éxitos electorales, el legado del patriarca ha mantenido fieles a las bases desde mediados del 2000. La agrupación sigue viva, pero el cisma familiar ya empieza a mellar el capital político que la sostiene. Hoy, mientras que la facción disidente vuelve a la carga, la dirigencia partidaria se prepara –tras un delgado manto de silencio– para las elecciones parlamentarias. ¿Podrán pelear por escaños sin haber reunido antes a los hijos de su líder histórico?
–Un mesías sin apóstol–
Dos décadas después de su muerte, Ezequiel Ataucusi Gamonal todavía sigue vivo en los corazones de los seguidores del movimiento israelita. O, al menos, esa fue la respuesta que encontraron en junio del 2000, al ver que el mesías no resucitaba físicamente como había previsto en sus enseñanzas. Aunque la organización se ha tambaleado debido a pugnas internas a lo largo de los años, siempre que los israelitas se reúnen –así sea en los cuarteles disidentes– cuelgan todavía en la pared un cuadro de su profeta más importante.
“Lo que los cohesiona es la imagen de Ataucusi. Él es la figura epónima del movimiento. Cuando murió, pensé que desaparecerían, pero me quedo sorprendido de que hayan pasado 19 años y el movimiento se mantenga”, dice el antropólogo Juan Ossio, quien ha estudiado a los israelitas por más de tres décadas.
En esa característica –Ossio la llama “mesianismo andino”– se explica la supervivencia del partido político. Si el Frente Popular Agrícola FIA del Perú, o el Frepap, todavía existe es gracias a Ataucusi Gamonal.
Su descendencia, sin embargo, no ha sido tan eficiente en mantener la cohesión espiritual en torno a una doctrina que mezcla la interpretación textual de las sagradas escrituras con reminiscencias de la organización social de los incas. Y como no puede entenderse al partido sin el culto religioso, el capital político del Frepap ha ido declinando con el paso de los años.
“El sucesor formal es Jonás [Ataucusi Molina], hijo de su segunda esposa. Cuando se decidió nombrarlo, se consideró que él era el más apropiado, ahí intervino toda la cúpula del movimiento. Pero él nunca estuvo a la altura del líder”, dice Ossio.
Aunque desde su primera postulación a la presidencia, en 1990, Ezequiel Ataucusi nunca superó el 1% de los votos, bajo su liderazgo el Frepap logró meter tres congresistas en dos periodos distintos: uno en 1995 –Javier Noriega– y dos en el Parlamento corto del año 2000. Se trató de elecciones fragmentadas y sin valla electoral, pero el recuerdo de esos triunfos aún vive en la memoria de los militantes israelitas. Desde entonces, y bajo la conducción de Jonás Ataucusi, el movimiento no ha vuelto a tener representación parlamentaria.
Ha tenido, en cambio, que replegarse a sus posiciones rurales en la sierra y en la selva. En el 2006, por ejemplo, el Frepap colocó a Livanov Valencia al frente de la municipalidad de Challhuahuacho, el distrito vecino del proyecto minero Las Bambas. Durante su gestión se creó el millonario –y hoy extinto– fideicomiso social de la mina, que él y otros dos alcaldes se encargaron de manejar. En diecinueve años, el Frepap no ha podido escalar ese nivel de representación a un aparato político con arrastre nacional.
Pese a que su presencia es fuerte en zonas aisladas, como el Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), y aunque las laderas de los cerros en las carreteras de casi todo el país tienen al menos una pinta con el logo del ‘pescadito’, el partido no ha crecido en términos electorales desde la muerte de su líder fundador. Hoy, además de un puñado de regidores municipales, tiene solo cuatro alcaldías distritales y una provincial (Ramón Castilla, en Loreto).
“Jonás nunca quiso ser el líder, él estaba tranquilo como chófer de taxi. Cuando le propusieron serlo, no le quedó más remedio que aceptar por la presión familiar. Desgraciadamente, Ezequiel no logró designar a una persona que le pareciera más adecuada antes de morir”, explica Ossio sobre el actual presidente del partido. En términos políticos, los liderazgos frágiles tienden a generar grietas irreparables.
–Pugnas de fe–
En el auditorio de la Federación de Periodistas, que es el sótano de un edificio viejo de la Av. Abancay, cuelga un cuadro con la imagen casi pontificia del mesías Ezequiel Ataucusi. Al lado, una gigantografía en la que se lee “Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal Perú - AEMINPU”. Y flanqueando al papelote, dos ediciones de la ‘Ley Real’, el sistema doctrinario del movimiento israelita por designio e interpretación del maestro fundador.
Son las nueve de la mañana, y la sala se ha poblado rápidamente de túnicas y barbas largas. “Tienes que esperar a los invitados en la puerta. Tienes que ser disciplinado, pues”, se le oye decir a una mujer, en voz muy baja, a un hombre que parece haber escapado a sus funciones del día. En una muestra de esa férrea disciplina, el lugar está partido en dos grupos de asientos claramente reconocibles: a un lado los hombres y, al otro, las mujeres. Adelante, una fila mixta de sillas reservada para periodistas.
Desde la muerte del patriarca, el Frepap no ha estado exento de las sombras de la política. En el 2002, Jonás Ataucusi fue detenido en una carretera camino a Ayacucho por presunta tenencia ilegal de armas, según reseña La República. La caravana en la que se desplazaba llevada revólveres, pistolas automáticas y carabinas de tiro múltiple. Pero Jonás alegó que estas armas eran utilizadas por su personal para garantizar su seguridad.
En el auditorio de la Federación de Periodistas ha llegado la hora de recibir al anfitrión de esa mañana. Una voz –esta vez engolada y pomposa– anuncia la entrada de Juan Noé Ataucusi Ospina, el hermano mayor de Jonás y líder de esta facción disidente.
“Poco tiempo después de la muerte de Ezequiel, se empiezan a producir escisiones. Un grupo decide quedarse en la casa matriz de la congregación, en Cieneguilla, con Jonás, y otro se va a otro sector de Lima”, explica Ossio. Y no se trata de la única grieta en el partido, explica una fuente del Frepap que pidió reserva por no tener autorización de sus dirigentes para declarar. En los últimos diecinueve años, el movimiento israelita se ha quebrado varias veces.
Por eso, además de la AEMINPU original, existen hoy –entre otras– la AEMINPU Lima o la AEMINPU Perú. Esta última es la que comanda Juan Noé. Los miembros de estas organizaciones paralelas se visten igual y siguen los mismos parámetros religiosos que los de la congregación oficial, pero no forman parte del Frepap. Juan Noé, quien postuló al Congreso por el ‘pescadito’ en 1992 y en 1995, hoy ya no registra afiliación partidaria vigente.
“El grupo de Jonás todavía es fuerte, porque son los que han copado todo el aparato institucional del Frepap. Los otros se están abriendo campo para conquistar a más gente, pero su situación no es muy sólida. No han logrado entrar al aparato institucional”, explica Ossio.
Vestido con una túnica blanquirroja y con una barba menos crecida que la de varios de los presentes en el auditorio, Juan Noé alega tener registrada la propiedad de símbolos religiosos como la Ley Real o el diseño de las túnicas israelitas. Pocas horas antes, la facción de Jonás había emitido un comunicado indicando que no representa a ninguna organización vinculada al movimiento israelita.
“He invitado a mi hermano [Jonás], pero ha preferido no venir”, asegura Juan Noé, flanqueado por los dirigentes de su organización paralela. En el lado femenino del auditorio, la mayoría de hermanas duerme o, al menos, cabecea ante el discurso de su líder. Sin embargo, él habla con la seguridad de quien se sabe próximo a ganar una batalla. Toca, entonces, el tema clave: el Frepap. Dice que el partido no ha estado “a la altura de las expectativas” en las últimas elecciones, y asegura que esperará el resultado del próximo año para tomar “acciones democráticas” al respecto. Prefiere no especificar cuáles.
Según el ala oficialista, Juan Noé empezó a tener discrepancias con el Frepap en 1995, cuando el número 1 de la lista al Congreso lo obtuvo Javier Noriega (quien finalmente ganó una curul) y no él. Desde el Frepap aseguran que su intención es regresar al partido para postular a un cargo público y cobrarse esa revancha. Sin embargo, él responde que no tiene intenciones de ser candidato, sino que solo busca tener una posición dirigencial dentro del partido para organizarlo.
Durante la segunda mitad del régimen fujimorista, la prensa reportó que Juan Noé –ya peleado con la cúpula de su partido– acusaba a su padre y a otros altos cargos de un presunto crimen. El tema, sin embargo, era solo un intento más del régimen fujimorista de presionar a sus adversarios políticos, entre los que el Frepap se posicionaba como una fuerza creciente. Hoy, Juan Noé indica que sólo participó como testigo en los casos, que fueron archivados. No se encontraron pruebas acusatorias.
–El líder en el silencio–
El Frepap ya tendría definidas sus listas de candidatos para las elecciones parlamentarias del próximo año. Fuentes del partido indicaron a El Comercio que el pasado 6 de noviembre los delegados provinciales del partido –reunidos en el búnker israelita en Cieneguilla– habrían definido a los postulantes en medio de la más estricta reserva. Esto se mantendría así hasta el 18, cuando deberá oficializarse la nómina. Formalmente, el Frepap optó por no responder para la elaboración de este artículo.
El silencio, sin embargo, es uno de los flancos débiles a los que apunta Juan Noé. “Mi hermano hoy se dedica a vender autos”, resalta.
Ossio asegura que Jonás es un líder ausente dentro de la congregación. “Se ha convertido en una especie de representante fantasma manipulado por el grupo de poder. En las ceremonias que organizan los israelitas, nunca está. Yo nunca lo he podido ver. Se valen solo de Internet para levantarlo, porque no tiene capacidad para explicar las sagradas escrituras como su padre. Aparece en mensajes leyendo textos que le han dado”, explica.
En las redes sociales Jonás también es un líder ausente. Su presencia se expresa principalmente a través de las menciones de sus feligreses. En un video recientemente publicado, por ejemplo, el hermano israelita Jorge Atauje defiende la legitimidad de su líder leyendo un pasaje del Génesis.
“Cuando el hijo mayor sirve al menor, se invierte el derecho de la primogenitura para cualquiera de los hijos menores. Cualquiera que alcance privilegio, tendrá ese derecho de primogenitura”, asegura. Pero no hay rastro de Jonás.
Mientras tanto, la facción de Juan Noé ha vuelto a la carga. Días después de la conferencia, sus encargados de prensa enviaron un comunicado anunciando la “reestructuración y recuperación” del movimiento israelita y señalaron que, con ello, el primogénito de Ezequiel no pretende postular el 2020.
“La política ha sido un medio para consolidar sus posiciones en la selva. También los ha llevado a que se conecten con otros políticos”, explica Ossio. Por ejemplo, los israelitas crearon el aplaudido proyecto Fronteras Vivas, para el desarrollo de las comunidades en zonas limítrofes del territorio.
En su momento de mayor crecimiento, Ezequiel Ataucusi le dijo Mario Vargas Llosa que él lo llevaría a la presidencia de la República. Aunque ese capital político no ha crecido desde entonces, hoy el Frepap registra 42.083 afiliados a nivel nacional, seis veces más que Fuerza Popular, cinco más que el Partido Morado y diez más que el Frente Amplio.
“Finalmente, Ezequiel Ataucusi funda el partido bajo la idea de que así podrán expandir el movimiento israelita a los cuatro cantones y salvar al mundo entero”, dice Ossio. En la pelea de sus hijos por el control del partido, sin embargo, hoy parece haber razones mucho más terrenales que esa.