combis piratas en Lima
combis piratas en Lima
Rodrigo Cruz

Lima es una ciudad de piratas. Y no es una opinión subjetiva, está basada en estadísticas. Al 23 de abril de este año, el Servicio de Administración Tributaria de Lima (SAT) tiene registradas 5.267 papeletas del tipo N01. Estas se imponen a los conductores que prestan servicio de transporte sin contar con autorización de la Gerencia de Transporte Urbano (GTU). Es decir, al día en la capital son sancionados 46 choferes piratas. Casi dos cada hora.

No hay ningún filtro. Cualquiera puede ser uno de ellos. Ni siquiera necesita contar con licencia de conducir, como lo comprobó El Comercio la semana pasada en la operación contra La Nueva Estrella, la mayor evasora de papeletas de la capital. Tres combis fueron llevadas al depósito por contar con órdenes de captura y dos choferes fueron detenidos porque no tenían brevete. Para ser pirata, solo necesita acceder a una combi y tener nociones básicas de manejo.

En principio, los piratas no deberían de circular. La ley dice que solo los autos con autorización municipal pueden hacer servicio de transporte público. Y sin embargo, es frecuente verlos, noche y día, en paraderos, plazas, avenidas, calles, carreteras, debajo de puentes, reclutando a pasajeros que renuncian a su seguridad con tal de llegar a tiempo a sus destinos.

La Policía de Tránsito tiene identificados 25 focos principales desde donde parten estos choferes. Sus rutas abarcan, por ejemplo, desde Villa El Salvador hasta San Juan de Lurigancho, o del Cercado de Lima hasta Ventanilla. Recorridos con una distancia promedio de 30 kilómetros.

Sus autos, que por lo general son coasters, combis o minivanes, no tienen condiciones mínimas de seguridad. Algunos incluso circulan sin el SOAT que funciona ante accidentes. Es el caso de la coaster con los colores de La Nueva Estrella de placa F8S-566 que atropelló y mató a Geovanny Guzmán Gómez en noviembre del año pasado en la Panamericana Norte. Otros, según denuncias policiales, son utilizados por delincuentes para robar a los pasajeros a bordo.

Existen dos modalidades de piratas. Los que transitan sin los colores de ninguna empresa de transporte. A estos, por lo general, se les conoce como colectiveros. Según la GTU, al cierre de diciembre del 2017 se han registrado 50 mil autos que ofrecen este servicio en Lima. Pero también están los que imitan el logo y los colores de una compañía formal. Para el usuario es difícil identificar a estas últimas. Tendrían que ingresar a la web de la GTU y verificar si la combi a la que pretenden subir se encuentra habilitada para circular en la capital.

Por ejemplo, en un recorrido hecho por este Diario a las 6 a.m. en la Av. Eduardo de Habich, en San Martín de Porres, se detectaron más de cinco combis que, a simple vista, parecieran que forman parte de una empresa de transportes. En estas subían decenas de pasajeros. Pero en el registro de la GTU figuran como vehículos no habilitados. También están los autos que esperan que sea de noche para salir a trabajar, aprovechando que disminuye el control de la policía y de los inspectores municipales.

—Formales versus piratas—
Esta semana, El Comercio conversó con Américo Ordóñez y Juan Huamaní, representantes de las empresas de transporte Los Cuatro Suyos y Los Ángeles del Perú, respectivamente. Ellos contaron cómo la expansión de los piratas amenaza sus negocios.

De acuerdo a la GTU, la empresa de Huamaní tiene una flota de 42 vehículos con permiso de circular por una ruta que va de Villa el Salvador a San Isidro. Sin embargo, el empresario ha contado que en ese recorrido también pasan 72 carros informales con los mismos colores y el logo de sus autos. “Nosotros hacemos un control de los carros que salen en nuestro paradero inicial, pero los piratas se meten en la ruta”, afirma Huamaní.

Los Cuatro Suyos tiene 61 vehículos habilitados, según la GTU. Ordóñez, no obstante, dice que los autos piratas han duplicado esa cantidad. El empresario responsabiliza a los dueños de los vehículos. “Detrás de estas coasters (piratas) hay bandas organizadas. Un solo propietario administra varios vehículos, pero para que no lo detecten registra a personas que no tienen donde caerse muertas como sus dueños”, sostiene Ordóñez.

Los Cuatro Suyos y Los Ángeles del Perú deben en papeletas, de acuerdo al SAT, S/2 millones 400 mil y S/600 mil, respectivamente. Ambos empresarios aseguran que son las combis piratas las que generan la mayor cantidad de papeletas, pues los inspectores y los policías no verifican, dicen, si efectivamente son parte de sus flotas.

“Reconocemos un porcentaje de esas papeletas y estamos tratando de dejarlas en cero porque nos genera problemas con los proveedores si queremos comprar algún auto nuevo en el futuro”, afirma Huamaní.
Ordóñez indica que un chofer al día puede ganar hasta 120 soles. No obstante, dice que en los últimos meses ha recibido reclamos de sus choferes, que han visto disminuir sus ingresos hasta en 40 soles al día, lo que, asegura, ha desencadenado una guerra diaria por ganar pasajeros.

“Hay conductores que prefieren manejar un auto pirata porque este da la vuelta donde sea, mientras que uno formal debe llegar sí o sí a su paradero”, sostiene Ordóñez.

Tanto Ordóñez como Huamaní han presentado desde hace dos años denuncias a la GTU sobre el incremento de autos piratas. En el caso de este último, tiene en su poder audios amenazantes de piratas en que le advierten que no se meta con ellos.

Los empresarios afirman que una de las razones por las que se incrementó el número de piratas se debe a que los dueños de unidades se oponen a que sus autos dejen de circular por antigüedad, como indica la Ordenanza 1595. “Esto es una bola de nieve. Los piratas empezaron pequeños y ahora se dan el lujo de tener hasta paraderos”, dice Huamaní.

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