JOSÉ ROJAS GUTIÉRREZ

Cuentan que el célebre bar abrió sus puertas en los años 50. En 1972, tres años después de la publicación de la novela “Conversación en La Catedral” de Mario Vargas Llosa, la entonces dueña, Luisa García Velasco conversó con “La Prensa”. La señora contó que el escritor había regresado un par de veces para “tomarse fotos y beber unas cervecitas”, pero se quejó porque hasta el momento no le había mandado un ejemplar. “No la he leído”, confesó. Hoy, 41 años más tarde, el actual dueño comparte la misma falta de interés por el local.

¿En qué momento se jodió La Catedral? Seguramente, cuando los antiguos propietarios abandonaron el negocio o lo hipotecaron. Ese local ha estado abandonado por años. Si hubiera estado bien cuidado, quizá sería una zona turística o seguiría el bar, aunque el lugar es bastante peligroso. ¡Es para correr!

¿Cuándo se hizo propietario del terreno del antiguo bar? Bueno, estaba a la venta y lo compramos en liquidación al Banco Unión. El terreno nos costó 88.750 dólares. Fue relativamente barato. En 1994 se formalizó la venta, pero ya teníamos como cuatro años de posesión del terreno.

En el exterior del local hay un letrero que dice “Se vende”. ¿Cuál es el precio del local? Eso lo han decidido mis hijos o quizás alguno de mis hermanos, pero yo no tengo conocimiento de que haya un letrero ahí

Sí está. ¿Usted quiere venderlo? Yo no. Lo que pasa es que esta es una empresa familiar. Primero éramos cuatro hermanos, ahora somos 16, contando a todos los hijos.

¿Por qué no está de acuerdo con la venta? Es que necesitamos ampliar el negocio. Por el momento no creo que lo vayamos a vender. Seguramente ha habido alguna conversación entre los familiares que quieren venderlo. Pero, en caso quisieran hacerlo, yo tendría que dar el visto bueno y, como le repito, el local no está a la venta.

¿En qué estado se encontraba cuando lo compró? En ruinas. Estaba lleno de basura, de desmonte. Tuve que alquilar un cargador frontal y un volquete para retirar todo lo que había ahí. Ya no había nada del restaurante, no había sillas, no había nada. Lo que sí pudimos encontrar era vestigios de gente que al parecer había vivido ahí, había pequeños corralones. Lo que pasa es que la gente se metía a fumar. Lo único que quedaba adentro, y sigue ahí, es un árbol de higos, lo dejamos porque nos gustan las plantas. La puerta y los muros también son originales. [Sin embargo, la puerta y los muros no van a durar mucho tiempo. La Municipalidad de Lima le ha ordenado a don Cayetano derribar la estructura ya que podría colapsar en cualquier momento].

¿Sabía que estaba comprando La Catedral? Bueno, eso es algo que me gustaría aclarar, yo no compré este terreno como La Catedral, lo compré como un terreno abandonado, de ahí saqué varias ‘volquetadas’ de desmonte. La Catedral es una parte del terreno, pero el lugar abarca más espacio.

¿Qué uso le da al terreno? Actualmente se usa como un depósito, a veces guardan unos ómnibus que creo que son del Ministerio de Educación. Cuando lo compramos llevamos a una familia para que viva ahí y de paso cuide el terreno, ellos a veces cobraban para guardar cosas: carretillas, carros.

¿Pensó en darle otro uso? Mis hermanos pensaron en poner un local para hacer conciertos, pero no pasó de una conversación. El problema es que la ubicación es peligrosa.

¿Le han ofrecido comprarle su terreno? Sí, la vecina. Pero no nos hizo una oferta formal, nunca nos dio un precio ni nosotros tampoco. Nuestra intención era comprar todo, porque con todo ese espacio hubiéramos podido poner un grifo o algún otro negocio.

Si quisiera venderlo, ¿qué precio le pondría al terreno? Yo pediría unos dos millones de dólares por el terreno.

¿Tanto? Es que es una zona comercial, ahí se podrían construir unas galerías o quizás unos edificios de departamentos. Creo que podría ser una galería, sería cuestión de ver qué parámetros exige la municipalidad. Imagínate, la galería se llamaría La Catedral. [Risas].

¿Qué significa para usted el terreno de La Catedral? Sinceramente, yo ignoro el valor histórico que pueda tener, si me dicen que tiene un valor histórico, no te podría decir ni sí ni no. Para mí como propiedad tiene un valor importante, hemos hecho una inversión y mal que bien nos ayuda en el trabajo y es necesario para mi familia.

¿Ha leído “Conversación en La Catedral”? La verdad que no lo he leído. Sí sé que existe, pero no lo he leído. A mí me gusta leer, pero cosas que se relacionen con mi negocio, siempre se aprende algo nuevo. No he leído libros de Vargas Llosa, pero sí me interesaría leerlos.