Rosana Espíritu es doña Pochita, la gran anticuchera de Lince que hoy trabaja mano a mano con su hijo, Joselo Vivas Espíritu, cocinero que ha tomado la posta en la parrilla. (Foto: José Rojas Bashe)
Rosana Espíritu es doña Pochita, la gran anticuchera de Lince que hoy trabaja mano a mano con su hijo, Joselo Vivas Espíritu, cocinero que ha tomado la posta en la parrilla. (Foto: José Rojas Bashe)
/ JOSE ROJAS BASHE
Catherine Contreras

En algún momento, pensó en apagar el fogón. En transformar su barra anticuchera en una bodega, como le dictaba el instinto de supervivencia de cara al confinamiento y otras medidas que llegaron junto con la pandemia. Le diría adiós al carrito anticuchero y también a los planes de gestar una cadena de locales bajo su sello distintivo. Que uno de sus hijos terminara contagiado con COVID-19 la asustó aun más. Pero habrá sido su fe, su fortaleza de mujer emprendedora y el gran amor de su familia, todo junto, lo que hizo que Rosana Espíritu Escobar -Pochita para todo el Perú y el mundo- decidiera volver a luchar.

El 2020 pintaba bien para ella, con su recién estrenada barra anticuchera (abrieron en diciembre del 2019) y el anuncio de su participación en la serie . Pero la crisis sanitaria llegó: el 16 de marzo la anticuchería Doña Pochita anunció el cierre de su local. Cuatro meses permaneció cerrado, y en julio, un día antes del estreno de la producción de Netflix, la parrillera encendió las brasas y le puso corazón a su regreso. Y lo hizo con el doble de ganas, porque ya entonces empezó a imaginar cómo sería su segunda barra anticuchera, esa que su hijo Joselo Vivas Espíritu la animó a abrir bajo la máxima “toda crisis trae consigo una oportunidad”. Ellos la encontraron.

El viernes último, como antesala al Día del Anticucho, Doña Pochita inauguró su segunda barra anticuchera en Mercado San Martín, espacio gastronómico que reúne conceptos afines para propuestas diversas. Primera en la línea, Rosana Espíritu cede el fogón a su hijo menor, Joselo, cocinero de formación, egresado de D’Gallia y encargado de replicar la propuesta de esa carretilla que por 25 años ha sido la más popular de Lince.

“Nuestro sueño era cerrar el 2020 con un segundo local, pero la pandemia nos samaqueó. Mi mamá se asustó y por eso pensó en cambiar a bodega”, cuenta Joselo. Su mirada es positiva: junto con su esposa, hace meses contrajo el COVID-19, y aunque la pasaron mal, destaca que pasar por ello los hizo más fuertes. “No nos dejamos vencer. Hemos tomado este tiempo para desarrollarnos como marca, crecer como empresa familiar, con perseverancia y amor”.

El día de su inauguración, doña Pochita vendió 80 porciones de anticuchos. Cada día, estos llegan por delivery, con dos motorizados propios. (Foto: José Rojas Bashe)
El día de su inauguración, doña Pochita vendió 80 porciones de anticuchos. Cada día, estos llegan por delivery, con dos motorizados propios. (Foto: José Rojas Bashe)
/ JOSE ROJAS BASHE

Parrillera peruana

Rosana Espíritu Escobar nació en Jauja, estudió solo primaria, se casó muy joven y siempre trabajó. Aprendió a cocinar viendo a su madre y como lo que su esposo y ella ganaban en la chacra no alcanzaba, pues un miércoles de feria se animó a vender lo que preparaba. No empezó con anticuchos, sino cocinando seco, caucau y caldos andinos. Un día, harta de comer corazón en saltado y cortado tipo bistec, decidió prepararlo con la sazón que había visto hacer en Lima. Fue un éxito.

Pero Pochita no se hizo anticuchera famosa en Jauja. Bordeando los 30 años y cargando con tres hijos se vino a Lima buscando un mejor futuro para su familia. Llegó a Lince, al terrenito que sus suegros habían comprado y donde se instalaron con plásticos y esteras. Vendió anticuchos, pero no le fue bien; cambió a menú y algo mejoró.

Fue hace 25 años que doña Pochita retomó el fogón anticuchero: la oportunidad llegó cuando un parrillero ambulante de su barrio dejó de trabajar, dejando colgada a toda su clientela. Ella se decidió, armó su parrillita, y pensando en formalizarse ayudó a crear una asociación, en la que se empadronó y sacó su licencia para vender en la vía pública. Y así fue como empezó.

Luego vino con su “Aventura culinaria”, las ferias Perú Mucho Gusto y las siguientes Mistura, las entrevistas y los reconocimientos. A mediados del 2019, Netflix la fichó para ser una de las estrellas de su serie “Street Food: Latinoamérica”, estrenada el 21 de julio pasado, en plena pandemia. Un día antes, doña Pochita y su familia reabrieron su barra anticuchera en el primer piso de su casa, que levantó en ese terral al que llegó de joven. Y con el sabor y aroma de sus anticuchos volvió a encantar, ahora en modo delivery y recojo en local, y siguiendo los protocolos de seguridad.

Hoy, en Lince como en Miraflores, su sazón se anuncia en una pizarra: anticuchos de res, brochetas de pollo y de corazón de pollo; tiene sus combos anticuchero y pollero, y su trío mosquetero; salen también las mollejas de pollo, el choncholí, la pancita y el rachi de res. Hay también hígado y churrasco de res entre las recomendaciones de Pochita. Y de postre, mazamorra, arroz con leche, picarones y champús. Una propuesta que celebra al anticucho, en su día y todos los días.

DÓNDE

Av. Ignacio Merino 2316, Lince / Calle San Martín 482, Miraflores. Pedidos para delivery y recojo en local: 90269-4373 (atención de 4 a 8:30 p.m.)

Rosana Espíritu, doña Pochita, se hizo anticuchera en 1978, en Jauja. Allí comenzó a escribir su historia culinaria. (Foto: José Rojas Bashe)
Rosana Espíritu, doña Pochita, se hizo anticuchera en 1978, en Jauja. Allí comenzó a escribir su historia culinaria. (Foto: José Rojas Bashe)
/ JOSE ROJAS BASHE


SEMANA ANTICUCHERA

Cada tercer domingo de octubre se celebra el Día del Anticucho, pero como un día queda corto para rendir honores a este tradicional sabor, pues compartimos una lista de locales cuya oferta se podrá disfrutar de manera especial desde hoy hasta el próximo domingo 25.

El Bolivariano

Calle Rosa Toledo 289 Pueblo Libre. Reservas: 463 0434

Dice su chef, Armando Calderón, que los anticuchos son emblema de la casa, por eso está incluido en el Piqueo del Libertador, donde también se sirve tamalito verde, humita, chicharrón de cerdo, bolita de yuca con queso, papa rellena, choclo y zarza criolla. De postre, sugiere seguir con la tradición: picarones, arroz con leche, mazamorra y arroz zambito.

Calamarcos

Av. Benavides 3759, Urb. Higuereta, Surco. Reservas 98087-0520

Antonia Bravo y su esposo Marcos Ruiz preparan anticuchos para todos los gustos. Los tienen de carne de alpaca y también de pescado. Además, ofrecen su parrilla marina anticuchera, que incluye pulpo, pescado y calamares.

Anticuchos Pascuala

Jr. Santa Rosa 820, Surquillo (junto a la iglesia San Vicente de Paul). Reservas: 98637-8618.

Con 35 años de experiencia, la destacada anticuchera que participó en nueve ediciones de la feria Mistura se ha reinventado. Hace algunas semanas que Pascuala Patiño dejó la venta ambulatoria para abrir su local propio, donde sigue protocolos de bioseguridad para evitar contagios por COVID-19.

Glotons

Av. Comandante Espinar 529, Miraflores. Reservas: 99751-1909

Son clásicos los anticuchos que Juan José Bozzo ofrece hace más de 25 años en su local miraflorino, donde también ofrece su Chef Anticuchero (S/.69,90), un práctico pack que trae cuatro palitos de anticuchos macerados y empacados al vacío, junto con una parrilla circular con recubrimiento antiadherente para prepararlos en solo seis minutos.


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