Ignacio Medina y su crítica gastronómica al restaurante Xin Yan
Ignacio Medina y su crítica gastronómica al restaurante Xin Yan
Ignacio Medina

Llego a Xin Yan empujado por la foto de un desayuno chino colgada en las redes: una mesa repleta de vaporeras encerrando eso que los chinos llaman dim sum (refiriéndose a la comida en sí), los anglosajones dumpling (concentrándose en las formas preparadas a partir de masa), y nosotros devolvemos a la generalidad, reacondicionándolo como bocadito chino. Me acerco y son de los buenos. Las masas son finas, brillan los rellenos y el conjunto luce. Se hace notar el jakao con el langostino entero, cumple el siu mai, despunta la gyoza frita, rellena con carne molida, y convierten el mimpao –panecillo chino– en una experiencia ligera y lograda. Pruebo uno relleno de carne y verduras y me sabe a poco. Lo mejor queda para el final en forma de guiso de chancho y tocino picado envuelto en dos hojas de col y cocido en caldo. Queda anotado en lo alto de la lista de los desayunos de fin de semana, junto al Madame Tusan de 28 de Julio, justo antes de saber que también sirven entre semana desde las 9:30 (sábado y domingo desde las 9).

Una estrella por los desayunos y la segunda por cuenta de la casa. ¿Quién dijo que un chifa necesita un local destartalado, cuanto menos sospechoso o en todo caso oscuro, o que es imprescindible comer rodeado de dragones dorados y gatos obesos subiendo y bajando el brazo? Se equivocó. Xin Yan ocupa la segunda planta de un local moderno y funcional y se extiende por un comedor agradable y luminoso. Cualquier cosa menos huachafo.

Y luego está la cocina china, la de verdad, que le vale la tercera estrella. En Xin Yan hay dos cartas. La del arroz chaufa y la sopa wantán –larga como un día en ayunas–, y la de los platos chinos, más breve y estimulante, incluso cuando anuncia miembro de toro. Lo leo, se me ocurre pensar que puede ser un problema de traducción y pregunto, pero acaba siendo lo que se entiende: pene de toro guisado. Soy un fanático de las criadillas, que vienen a ser el complemento, así que no tengo problema; hay que probar. Lo sirven también como ‘tronquito de toro’ frío y en salsa picante, en sopa o con pepino de mar. Lo pido salteado con azufaifo y no es mal guiso, medio dulzón medio picante, aunque el asunto necesita más cocción. Recuerda a los tendones de ternera. Los chinos lo consideran un poderoso estimulante pero no veo encenderse ninguna lucecita.

Más allá de la anécdota probé platos que merecen la visita. Entre ellos: dos entradas, la gallina salada y guisada, condimentada con ajonjolí y ajo, y el tendón de res, que en realidad es el músculo trasero de la pata –le dicen jarrete o morcillo– cocido, laminado y aderezado con una vinagreta de perejil, kion y ajo. El pollo picante sigue las pautas de Sichuan para mostrar un plato excelente, con el pollo deshuesado troceado y frito con ajíes secos, hierbaluisa, kion y pimienta gris.

AL DETALLE

Calificación: 3 estrellas de 5

Tipo de restaurante: chino.

Dirección: Av. San Luis 1950. San Borja.

Teléfono: 496-9065.

Tarjetas: todas.

Valet parking: no.

Precio medio por persona (sin bebidas): desayuno 40 soles, a la carta 80 soles.

Bodega: no hay.

Observaciones: no cierra.

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