MARÍA PÍA BARRIENTOS Redacción online

Regresó de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y no sabía muy bien qué hacer, pero tenía algo claro; su lugar no era en una oficina. Así, el chalaco Giuseppe Lanzone comenzó junto a su hermano, Mario, un negocio sobre ruedas: Peruvian Brothers. Hoy, a bordo de un camión de comida peruana, conquista la capital estadounidense a punta de panes con chicharrón, quinua, triples e incluso helados de lúcuma.

LA PARTIDA Giuseppe nació en La Punta. En 1997, cuando tenía 15 años, emigró a EE.UU junto a su familia. Su pasión por el remo se gestó cuando estaba en el colegio, en Virginia, y gracias a ella obtuvo una beca completa para estudiar en la Universidad de Washington en Seattle. Un día el equipo nacional de remo estadounidense lo llamó: quería que fuera parte de sus filas.

En 2004 quiso poner el pecho por su país. Desgraciadamente no obtuvo el apoyo necesario. “Traté de regresar al Perú para remar en el equipo nacional de remo, pero no había el soporte que tenía acá. Yo soy peruano de nacimiento y de corazón, pero tenía una beca completa en la universidad y no quería perderla e irme al Perú por algo que no era seguro”, recuerda Lanzone.

El deportista finalmente compitió por el equipo estadounidense en los Juegos Olímpicos de Beijing y Londres. Su equipo obtuvo el noveno puesto primero y en la siguiente edición del evento se ubicó en la cuarta posición.

CAMBIO DE RUMBO Regresó de Londres 2012 y no sabía muy bien qué hacer. Finalmente, a su madre se le ocurrió la idea: poner un camión de comida peruana. Tras ultimar todos los detalles del negocio, Giuseppe y Mario, su hermano y “el verdadero cocinero” del equipo, fundaron Peruvian Brothers, negocio motorizado que desde hace 6 semanas surca las calles de Washington DC en busca de nuevos comensales.

Aunque también apoya a Mario en la cocina, el chalaco que llegó a los Juegos Olímpicos se encarga principalmente de la administración, la logística y la publicidad del negocio.

BUEN VIENTO Peruvian Brothers ha tenido buena acogida. “Hemos tenido gente que ha venido desde Pensilvania. Han manejado tres horas hasta el camión, han ordenado medio menú y se han regresado. Nos sentimos súper halagados por eso”, cuenta Lanzone, quien está convencido de que nuestra comida es la mejor del mundo y busca rendirle tributo ofreciendo productos frescos y de calidad.

Pero Giuseppe no ha abandonado del todo su otra pasión. Así, todos los días se levanta a las 5 de la mañana para entrenar al equipo de remo que cursa el primer año en la Universidad de Georgetown.

Por ahora, los Peruvian Brothers desean perfeccionar el negocio. Luego pensarán en la expansión.