CATHERINE CONTRERAS
“¡El proyecto va mostro!”, me escribió Iván Kisic en setiembre pasado, cuando se conocía en Lima la noticia de que su hermano Franco abriría junto con Albert Adrià su local nikkéi Pakta, en Barcelona.
Eran tiempos de gran expectativa en torno al restaurante que Iván planeaba hacer. Ya habíamos visto la maqueta, y siempre decía que estaba casi listo.
Cuando el 30 de noviembre pasado, a causa de un accidente en Ayacucho, Iván partió al cielo, su sueño no murió. Más bien, un nuevo reto nació. Así lo asumió la familia Kisic, empezando por Franco, apoyado por Carla Crovetti, los socios y, sin duda, el equipo de cocina que Iván ya tenía prácticamente formado.
“Él hizo lo más importante: elaborar el concepto. Dejó explicado cómo era su alma, su estilo de cocina y lo que para él era importante: la naturaleza, lo sostenible, el valor hacia el planeta y el ser humano. En esto último estábamos en completa sintonía”, reflexiona Franco, quien se alejó del proyecto en Barcelona para andar el camino que su hermano dejó.
Nadie mejor que él (su mellizo) para interpretar cada idea en el trabajo que Iván avanzó. “El restaurante en sí es una jaba de frutas. Me lo dijo en agosto del año pasado [] Dejó el 85% de la carta”, afirma Franco.
Así, cuando el comensal prueba platos como el pejerrey ahumado con crema de culantro atigrada, es Iván el que arranca esa mezcla de sorpresa y alegría. Igual sucede con la chita 190º que divierte con sus crocantes escamas encrespadas. Y con los postres, porque el mundo dulce empezó a fascinarle a Iván. Se divertirá con el bombón roto, de chocolate relleno de crema de limón y espuma de sour. El equipo de cocina de IK, comandado por Percy Álvaro Menéndez, lo hace posible.
EL BRAZO DERECHO DE IVÁN “Iván me dijo que esto iba a suceder: ‘Cuando trabajemos este proyecto, vas a salir en entrevistas, te vas a hacer conocido’”. Percy Álvaro recuerda así lo que su amigo una vez le adelantó.
Tiene una linda sonrisa y su actitud positiva hace olvidar la cojera que aún presenta y que es el único rezago del accidente al que sobrevivió. Lo miramos y descubrimos que él representa el lado bueno de una noticia que a todos entristeció.
Percy tiene 34 años, vive en San Juan de Miraflores y dirige la cocina de IK. Nos confiesa que su vocación era ser oficial del Ejército y que incluso se enroló, pero como no ingresó a la escuela de oficiales, abandonó su sueño.
El destino lo llevó a la cocina de Rafael Osterling, donde empezó lavando platos hasta que el chef lo puso frente al fogón. Un joven practicante apodado ‘Pichón’ rondaba por ahí.
Percy se convirtió en brazo derecho de Iván hace 10 años. Trabajaron juntos en Café del Mar, Cala y La 73. El maestro sabía que su pupilo tenía potencial, y lo ayudó a estudiar en D’Gallia y luego a hacer pasantías en España: con Jaime Renedo en Madrid y con Albert Adrià en Tickets, Barcelona. Allí conoció a Franco Kisic.
“Regresé cuando Iván me dijo que su proyecto ya estaba empezando”, cuenta Percy. Dos meses después fue el accidente.
“La familia de Iván me propuso seguir el proyecto. Fue duro al inicio”, reflexiona. Lo fue para todos, pero lo han logrado. Iván sonríe desde el cielo.