¿Cuánto tiene que ver aquello que comemos con el aumento del deseo sexual? ¿Qué alimentos provocan cambios en el organismo en este sentido y por qué?

Cuando Cupido revolotea alrededor y estas inquietudes alborotan el corazón y estremecen nuestro cuerpo, el paladar suele buscar aliados sobre la mesa y los llamados platos afrodisíacos. Al respecto, la sabiduría popular ha sazonado algunas hipótesis.

Se habla, por ejemplo, del chocolate, que al tener altos porcentajes de cacao libera endorfi nas (las llamadas hormonas de la felicidad), y también de las ostras, bivalvos cuya composición dicen que ayuda a elevar la testosterona.

Del ají y de la trufa también se dice que su sola presencia en un plato provoca tal excitación que parecieran tener una conexión directa entre nuestras papilas y el sistema nervioso.

En busca del fundamento científi co para aquellas recomendaciones que animan al consumo de platos afrodisíacos para aumentar la libido, consultamos con el doctor Elmer Huerta. Con algo de escepticismo pero sin ánimos de matar la pasión en este , el especialista nos brinda su opinión. “Debemos entender que la actividad sexual del ser humano tiene su origen en el cerebro y que se manifi esta con la aparición de la libido o deseo sexual.

Este fenómeno está determinado por la atracción sexual, la cual depende de los estímulos visuales, auditivos, táctiles y olfatorios que se producen cuando la pareja interactúa entre sí”, considera el especialista, incrédulo de los efectos que provoquen en el cuerpo los llamados platos afrodisíacos.

“Si bien es cierto que la actividad sexual del ser humano está íntimamente ligada a una adecuada producción y actividad de las hormonas sexuales, no existen estudios científicos que hayan demostrado que algún tipo de alimento cause cambios hormonales que conduzcan a un aumento de la capacidad sexual de un individuo, hombre o mujer”, apunta Huerta, quien remata: “No existe ningún alimento que aumente la testosterona o los estrógenos”.

No obstante, el especialista brinda una esperanza a toda persona que planee un almuerzo tentador o una cena romántica a la luz de las velas. “Lo que hace la comida –cualquiera que sea el tipo de ella– es que brinda la plataforma y la ocasión para la conversación, el flirteo y el desarrollo de la atracción sexual”, pero la actividad amatoria –insiste– será la misma “tanto después de comer una simple hamburguesa, como después de gastar una fortuna en un sofi sticado platillo de colas de langosta”.

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