Cuando un niño no descansa bien puede mostrarse irritable y de mal humor (Foto: Freepik).
Cuando un niño no descansa bien puede mostrarse irritable y de mal humor (Foto: Freepik).
Redacción EC

El correcto descanso -tanto en como en niños- aporta una serie de beneficios que influyen en su crecimiento físico y emocional. Fomentar hábitos saludables de sueño influirá en el buen desarrollo de tu menor hijo.

¿Qué aporta?

“Durante el sueño profundo, se secreta la hormona de crecimiento. Hay más producción de esta hormona, entre las 8:00 pm y las 12:00 am que en el resto del día. De ahí la importancia de acostar temprano a nuestros niños”, explica Pámela Arca, Coach Ontológico integral especialista en sueño infantil y maternidad.

Asimismo, la coach comenta que la calidad de descanso fortalece el sistema inmunológico, favorece la concentración y memoria y ayuda a procesar la información y aprendizaje que se tiene durante el día. También, durante esta etapa, se secretan las hormonas que regulan el hambre y la saciedad, lo que quiere decir que le permitirá comer mejor.

El desbalance de horas de sueño ocasiona en los menores episodios de irritabilidad, frustración e hiperactividad.

Pequeños problemas

Uno de los dolores de cabeza más recurrentes para los padres -y que además, ocasiona diversas interrogantes- es cuando el bebé o niño se despierta reiteradas veces durante la madrugada.

Para la coach Arca, este hecho no es aislado. A los menores les sucede igual que a los adultos: despertamos al término de cada ciclo de sueño, y revisamos que todo en el entorno se encuentre seguro. De ser así, retomamos el descanso y, mayormente, no nos damos cuenta que nos hemos despertado. Pero, de ser todo lo contrario, por instinto nos sobresaltamos.

“A tu bebé le pasa exactamente eso cuando despierta en un ambiente distinto de en el que se durmió. Si él se queda dormido en brazos o succionando el pecho de su mamá, y despierta en la cuna, le parecerá algo descabellado y te llamará para que recrees el ambiente y las herramientas con las que él ha aprendido a dormir”, explica.

Por ello, resalta la importancia de enseñar a los menores (desde muy bebés) a relacionarse con la decisión de quedarse dormidos sin requerir demasiada ayuda. Les permitirá tener una mejor relación con sus horas de sueño.

Horas de sueño adecuadas

Mientras el pequeño va creciendo, aumenta su capacidad para mantenerse despierto. Durante los primeros meses de vida duermen -en la noche y la siesta- entre 16 a 14 horas al día (aproximadamente). Esto va disminuyendo a partir del primer año. (Ver tabla)

Las horas de sueño van disminuyendo según el menor va creciendo. (Foto: Instagram/ @bliss.felicidad)
Las horas de sueño van disminuyendo según el menor va creciendo. (Foto: Instagram/ @bliss.felicidad)

La ventana de vigilancia

Pámela Arca señala que el momento exacto para dormir es el punto en el que el bebé se acuesta cansado (lo justo y necesario) y en un estado consciente y tranquilo. Para conocer sus tiempos, existe una herramienta llamada la “ventana de vigilancia”.

“Es el tiempo que puede pasar despierto un bebé, según su edad, sin sobre cansarse pero sí tener suficiente sueño para dormir (el tiempo se cuenta a partir del instante en que despiertan por la mañana o de cada siesta). Este rango es básico para saber el momento ideal de ofrecerles una siesta o dormir por las noches y que no se les haga difícil hacerlo, sino por el contrario, que ese momento sea de conexión”, detalla. Es importante precisar que la tabla debe ir cambiando conforme el niño va creciendo.

Tips para niños

La especialista sugiere incluir rutinas que influyan en el correcto descanso de los menores, a continuación algunas de ellas:

  • Entender qué es el sobre cansancio y cómo prevenirlo, promoviendo dormir frecuentemente según su grupo etario.
  • Fomentar una buena alimentación tanto de día como de noche según sea apropiado para la edad.
  • Fomentar actividad física y exposición a la luz del día.
  • Limitar el uso de aparatos electrónicos según lo apropiado para la edad.
  • Acostar a los niños en un horario apropiado.
  • Ser flexible y no rígido en las rutinas del día y la noche.
  • Observar, conocer y respetar las señales de sueño de los niños.

Contenido sugerido

Contenido GEC