Los bebés son una cajita de pandora. Incluso desde que se encuentran en el vientre de su mamá son capaces de ejecutar algunas acciones que llaman la atención y asombran a sus padres; como por ejemplo llevarse el dedo pulgar a la boca.
Esto ocurre desde los cinco meses de embarazo (aproximadamente), responde a un reflejo propio del embrión y es posible visualizarlo a través de una ecografía de rutina. La acción puede perdurar incluso después del nacimiento, una vez fuera del útero de mamá, los deditos en la boca, al igual que otras gestos y movimientos propios del pequeño, tienen un significado que debes saber.
¿Por qué mi bebé se chupa el dedo?
Un niño pequeño desarrolla su capacidad de habla recién cuando se acerca a los doce meses de edad, por lo que su manera de comunicarse y expresarse con sus cuidadores es mediante gestos y sonidos. Así como el llanto y el puchero nos permite saber si el niño tiene hambre, le duele alguna parte de su cuerpo o simplemente desea dormir; también existen otras formas de saber qué está ocurriendo dentro de su diminuto universo.
Según los expertos, la succión del dedo pulgar le permite a los niños mantener en equilibrio sus emociones, y sueles realizarlo cuando están aburridos, estresados, cuando desean dormir o comer; pues les otorga una sensación de felicidad, tranquilidad y sobre todo seguridad. Este hábito inicia entre los 6 a 7 meses de edad, con posibilidad de extenderse hasta los cinco años, en promedio.
¿Cuándo es conveniente dejarlo?
A pesar de ser un hábito muy frecuente y normal en bebés e infantes, es necesario observar y tratar la situación cuando comienzan a formarse los dientes permanentes. Si no se detiene a tiempo, podría repercutir de forma negativa en la salud dental de tu hijo, entre las afecciones más frecuentes encontramos: hundimiento de paladar, mala alineación de los dientes y molares, mordida abierta, caries e incluso heridas. También encontramos que la succión del dedo pulgar estaría relacionada a problemas de habla y pronunciación.
¿Qué hacer para tratar la situación?
Una manera de tratar efectivamente el problema es detectar los motivos por los cuáles tu hijo se chupa el dedo y ofrecerle una solución alterna que le garantice la misma sensación de satisfacción.
Trabaja con incentivos, por ejemplo, por cada vez que deje de hacerlo, obtiene un tiempo extra de sueño o de juegos, por el contrario evita trabajar con castigos o ejerciendo presión pues lo hará sentirse inseguro y se aferrará mucho más a este hábito. Si la situación no mejora, busca la ayuda de profesionales en la especialidad de odontología pediátrica y psicología para una ayuda personalizada.