Muchas veces los padres suelen confundir la psoriasis con dermatitis, varicela o sarampión, pero se puede diferenciar porque las manchas que brotan están llenas de escamas.
La psoriasis es una enfermedad crónica cutánea en donde la piel se inflama y descarama, señala la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Aunque es una enfermedad crónica, no es una enfermedad contagiosa. Además, los niños suelen responder bien al tratamiento.
¿Cuáles son los principales síntomas de la psoriasis?
La psoriasis se presenta con manchas rojas que tienen escamas gruesas de color blanco o nacarado que producen picazón, dolor o comenzón. Es usual que esta zona se reseque y aparezcan grietas que terminen sangrando.
¿En qué parte suele aparecer la psoriasis?
La psoriasis aparece en cualquier parte del cuerpo pero sobre todo se acentúa más en zonas como cuero cabelludo, rodillas, codos y torso. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), en los niños menores de dos años, la psoriasis puede aparecer en la zona del pañal. También se puede ver en los pliegues del cuerpo algunas placas de color rojo.
Cuando esta enfermedad cutánea aparece en partes visibles de su cuerpo, el niño puede sentirse avergonzado y, por lo tanto, desarrollar autoestima baja. Por eso, es importante que el niño reciba apoyo por parte de sus padres y ayuda psicológica, en caso lo requiera.
¿Por qué aparece la psoriasis?
Normalmente, la psoriasis tiene una predisposición genética que está asociada a otros factores como ambientales, personales o infecciosos. Se sabe que los hijos de padres con psoriasis tienen 50% de posibilidades de tenerlo al crecer. Pero, las causas exactas no se conocen con totalidad.
Existen algunos factores que contribuye con el brote de la psoriasis como el estrés emocional, la obesidad, el clima frío e infecciones de la piel.
¿Cómo tratar la psoriasis?
Primero, es importante que el tratamiento contra la psoriasis sea supervisado por un especialista. Teniendo en cuenta eso, existen algunos tratamientos como cremas o geles, combinados con corticoides con análogos de la vitamina D, inhibidores de la calcineurina, entre otros.
En otros casos, también se ha optado por la luz ultravioleta o fototerapia. Pero si se trata de un caso extremo, el médico puede recetar medicamentos orales o inyectables.
Como se sabe, no existe una cura definitiva pero sí se puede retardar el nuevo brote. Para eso, es recomendable que el niño lleve una alimentación saludable (con frutas y verduras), y una higiene adecuada.