En el Perú, uno de cada diez niños presenta dificultades de aprendizaje, muchas veces la falta de información al respecto hace que los reduzcan a “malos estudiantes” por su bajo desempeño escolar, cuando en realidad presentan un problema neurológico que puede corregirse.
Una las dificultades más comunes que se presentan en los niños de nuestro país es la dislexia, trastorno que se manifiesta a través de dificultades ortográficas y de lectura. No obstante, pese a que la dislexia puede interferir en el rendimiento escolar de tus hijos, con una adecuada y oportuna intervención los podemos ayudar a solucionar el problema.
¿Qué es la dislexia?
“La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de origen neurobiológico. Es un término alternativo utilizado para referirse a un patrón de dificultades del aprendizaje que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica” indicó a Hogar&Familia de El Comercio, la Mg. Ruth Kristal Mitastein, Psicóloga de SANNA Clínica San Borja.
“Por lo general, se trata de un déficit en el componente fonológico del lenguaje. Es decir, de la capacidad para entender que las palabras están compuestas por una cadena de sonidos” señala. En ese sentido, los niños con dislexia poseen dificultades para establecer relaciones entre las letras y los sonidos del lenguaje.
La dislexia afecta zonas cerebrales específicas “abarca la encrucijada de los lóbulos parietales, temporales y occipitales izquierdos. No se relaciona con las otras habilidades cognitivas o de instrucción de la persona, es independiente de ellas” nos indica la Mg Mitastein resaltando que por lo general la dislexia solo se asocia con problemas de escritura y no se trata de un déficit en el conocimiento o la inteligencia.
De hecho, el cineasta Steven Spielberg, el creador de Apple Steve Jobs y la actriz Jennifer Aniston son disléxicos y ello no ha interferido en su crecimiento, cada uno de ellos ha logrado ser un genio en cada uno de sus ámbitos profesionales.
¿Cuándo se detecta la dislexia?
Si bien la dislexia se suele diagnosticar alrededor de los 5 o 6 años cuando el niño aprende a leer, existen signos que van apareciendo desde los 3 años y que nos pueden ayudar a identificar el problema:
Retrasos en el habla
- Dificultad para rimar
- Problemas al recitar el alfabeto
- Problemas para identificar las letras de su nombre
- Problemas para seguir instrucciones al contar historias
“Al manifestarse la dislexia dentro de los 5 o 6 años se puede ver afectada la comprensión lectora ya que la dislexia puede limitar la experiencia lectora de la persona con su consecuente limitación para la adquisición de vocabulario y manejo de información” remarca la Psicóloga. En ese sentido, para identificar el problema debemos prestar atención a las siguientes signos de alerta:
En la escuela primaria
- Se queja de lo difícil que es leer
- Tiene dificultades para entender que las palabras se separan
- No puede asociar letras con sonidos; no puede leer palabras comunes de una sola silaba
- Se distrae mientras lee o presenta errores de sustitución, omisión, rotación e inversión de letras
En la secundaria
- Lectura lenta
- Dificultad para aplicar las reglas ortográficas
- Pobre comprensión lectora
- Mal rendimiento en matemáticas debido a la dificultad para aprender secuencias.
- Falta de comprensión de enunciados
- Tiene problemas para terminar las pruebas
- A menudo utiliza un lenguaje impreciso (“cosas” y “cosas”)
- No se le ocurre la palabra correcta (“Está en la punta de mi lengua”)
- Tiene dificultades para aprender un segundo idioma
¿Cuáles son las causas de la dislexia?
La dislexia tiene un componente genético, los hijos de padres disléxicos tienen mas probabilidades de desarrollar esta dificultad. También se han identificado casos de dislexias causadas por exposición fetal a productos químicos dañinos y la exposición al estrés a temprana edad.
Las últimas investigaciones también atribuyen la causa del problema a un trastorno en los ojos. El cerebro recibe la señal de los ojos para decodificar lo que estos observan a su alrededor, estos tienen unas zonas receptoras que no son simétricas y el cerebro se queda con la imagen que le manda el ojo dominante. En las personas disléxicas, estas zonas receptoras si son simétricas por lo que el cerebro confunde.
¿Cómo puede tratar la dislexia de su hijo?
“No hay cura para la dislexia y los tratamientos que prometen solución rápida rara vez son efectivos”, menciona Sharon Vaughn, directora ejecutiva del Centro Meadows para la prevención de riesgos educativo. Sin embargo, existen métodos y programas que pueden mejorar la capacidad de lectura de los niños comenzando por sonar, decodificar y memorizar palabras pequeñas para luego ir por las palabras más grandes.
Por su parte, la Mg. Mitatstein indica que la dislexia no es una condición que desaparece “se aprende a vivir con ella” señala. Asimismo, recomienda tratarla con terapia de aprendizaje y aprestamiento.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo con este problema?
Es importante que los padres y maestros se involucren juntos en el tratamiento del niño y lo apoyen tanto en la práctica de la lectura como de la escritura ya que la dislexia puede generar problemas en el rendimiento escolar del niño lo que trae consigo algunos problemas sociales y emocionales. Para evitar esto, la Mg. Mitastein recomienda que padres:
- Tengan mucha paciencia con el niño
- Lleven al niño siempre a terapias de aprendizaje de lectoescritura.
- Lean cuentos con el niño señalándoles letras y palabras, esto le ayudará muchísimo.
“La dislexia puede conllevar a sentir vergüenza para leer en público, rechazar lo que tenga que ver con la lectura, demorarse más en hacer las tareas y tener mal rendimiento en tareas escritas” indica la especialista. En ese sentido el apoyo emocional de los padres es vital para los niños con dislexia. Aquí les dejamos algunos consejos:
- Normalicen y expliquen al niño que se trata de una dificultad específica de la lectura, que no centra la inteligencia, no es menos inteligente por ser disléxico.
- Informen al centro educativo el diagnóstico del niño y de las intervenciones que se le están realizando para coordinar metodologías y, de ser posible, realizar también adaptaciones curriculares en la clase.
- Trabajen con sensibilidad y método, evitando presionar al niño con la lectura de una manera hostil. Si bien la lectura es una actividad de ocio muy recomendable, para los niños con dislexia se puede convertir en una tarea que requiere grandes esfuerzos. Por ello, debemos animarle a leer, sin exigir resultados estrictos ni imponer tiempos que son adecuados para niños sin dificultades.