Mantener una comunicación fluida, cercana y sincera con tus hijos es vital para fortalecer vínculos y tener una relación saludable. Esta interacción –que implica no sólo la acción de hablar, sino también la forma y gestos con los que se abordan los temas a tratar– lo ayuda a reforzar su confianza y la que le brinda a sus progenitores, su autonomía y su autoestima.
Cuando un menor es pequeño es más expresivo y comunica lo que le sucede o lo que vio con mayor facilidad; al bordear la adolescencia se vuelve más reservado y disminuye la confianza que tenía en sus padres. He aquí la importancia de poner en práctica la prudencia, tolerancia y empatía en los diálogos que se entablen con los chicos desde que son pequeños. Después de recolectar la opinión de algunos especialistas, compartimos contigo algunas recomendaciones para una comunicación asertiva.
Aprende a escucharlo
Oye atentamente las cosas que tu hijo te comenta, para que sienta que verdaderamente lo estás escuchando, hazle preguntas como ¿por qué ocurrió?, ¿que pasó después? o ¿cómo te sentiste al respecto?. Otra manera de demostrarlo es optando por la posición espejo. Es decir, si te dice “ya no voy pintar con María!, tú puedes decirle “¿ya no quieres pintar con tu mejor amiga?, esto dará pie a que desahogue y profundice sobre su problema. Recuerda que prestarle atención le dará la seguridad de que te importa lo que le sucede y qué deseas verlo bien.
Busca espacios para conversar con tu hijo
Dale un tiempo de solo mamá e hijo, programa un momento del día, interdiario o una vez por semana (como se acomode) exclusivamente para conversar con tu pequeño y sin ninguna interrupción. La plática debe llevarse a cabo en un ambiente privado o si gustas también puedes establecer dinámicas como salir a caminar o comer algo. Evita que el plan implique otras actividades para no distraer el objetivo principal.
Protege su privacidad
No cometas el error de compartir con otras personas (amistades, padres u otros familiares) la información personal que te cuenta tu hijo. De lo contrario, le estás demostrando que no puede confiar en ti, le creas inseguridad y temor, ten por seguro que la pensará dos veces antes de decirte algo importante. Si el problema es complejo, busca ayuda de un profesional que pueda dar soporte al tema.
Practica la empatía con tu hijo
Cuando tu hijo te comente cosas evita minimizar lo que ocurre y mucho menos burlarte de la información que transmite, ya que le genera inseguridad. Después que termine de hablar, dale alternativas de solución y si tuvo una conducta que no fue apropiada, hazle saber que cada acción tiene una consecuencia (un castigo pacifista), sin emplear gritos ni ningún otro tipo de violencia.
Comunicación no verbal
A la hora de conversar con tu pequeño, ten en cuenta las expresiones faciales, los gestos que realizas con tus manos y el contacto físico (como los abrazos y las caricias). Muéstrate siempre atenta, con los ojos puestos en el niño y lista para responder con una expresión de afecto.
Utiliza un lenguaje claro
Al momento de hablar con tu hijo, emplea palabras que le sean fáciles de entender y con una forma apropiada para su edad. Evita usar términos peyorativos, pero tampoco caigas en el uso de jergas. Usa un lenguaje que sea cordial, verás que logrará entenderte con mucha facilidad.
Se un ejemplo para él
Recuerda que los niños son como esponjas y absorben todo lo que ven y oyen de su alrededor, principalmente de sus padres. Sé una persona comunicativa, comprensiva y abierta al diálogo con los de tu entorno, ello dará pie a que tu hijo te vea como una figura de confianza.