Manuel Rojas

Un hijo nunca debería de enterarse que uno de sus padres le fue al otro, dice la psicóloga clínica Carmen Bravo de Rueda. Sin embargo, esto parecería complicado de lograr ya que cada año aumentan los por casos de adulterio en el Perú, según el último informe de la

“Es una situación que tendría que mantenerse entre los adultos, como un asunto privado. Eso generalmente pasa cuando entre ellos (papá y mamá) no guardan la compostura, hay gritos y agresiones en casa”, explicó a Hogar&Familia.

Repercusiones en niños

En medio de estas disputas es cuando los hijos, naturalmente, salen dañados. No solamente por el hecho en sí, sino por las nuevas conductas que adoptan sus progenitores. “Los niños solo deberían estar acostumbrados a ver a los padres amorosos, que los dos se preocupan por los hijos, que los cuidan, pero si ven que se agreden el uno al otro, lo primero que va a pasar en que van a perturbarse y se va a ver afectada su seguridad”, prosiguió.

De acuerdo a la experta, para un infante esta situación es como si se le cayera el techo encima, porque su familia es su hogar, sinónimo de su casa. Lo que consideraba que era seguro, se le está derrumbando”.

Asimismo, si los padres gritan y pierden los papeles en frente de ellos, también habrá un efecto directo en sus emociones. Es por ello que los niños comienzan a sentir rabia por alguno de sus progenitores, y no siempre es en contra de quien fue el causante de todo el conflicto.

Incluso, hay pequeños que vuelven a orinarse encima, porque así encuentran la forma de manifestar su ansiedad, angustia y miedo ante lo que ocurre o piensa que ocurrirá. Además, existen casos en donde también se ve comprometida su calidad de sueño, ya que comienzan a tener pesadillas o no quieren dormir por voluntad propia en busca de intervenir en una eventual pelea entre sus padres.

“Hay niños que agarran la costumbre de dormir dentro de la cama de los papás para evitar que ellos peleen en el dormitorio. Eso provoca consecuencias bárbaras porque el niño está completamente intranquilo, y encima pierde horas de sueño”, comentó.

Generalmente, si un infante no puede expresar lo que siente, o sus padres no permiten que lo haga, expulsan sus sentimientos a través del cuerpo. “Puede haber inclusive niños que coman y vomiten, porque el vomitar significa no soportar la situación. Que quisiera arrojarla, sacarla de su cuerpo”, agregó la psicóloga.

Los niños pueden comenzar a sentir rabia por alguno de sus progenitores, y no siempre es en contra de quien fue el causante de todo el conflicto.
Los niños pueden comenzar a sentir rabia por alguno de sus progenitores, y no siempre es en contra de quien fue el causante de todo el conflicto.

Repercusiones en adolescentes

Pese a que ya entiende que existen altas y bajas en una relación de pareja, a un adolescente también la causa inestabilidad saber que uno de sus padres engañó la confianza del otro y rompió la armonía de la familia.

Inclusive, muchas veces son ellos mismos los que descubren la infidelidad. “Antes de que la cosa explote, se dan cuenta de lo que está sucediendo, tienen sospechas. Están más al tanto de la conducta de papá o mamá”, alertó la doctora.

Además, existen muchos casos en donde el progenitor infiel pierde autoridad moral frente al hijo. “Hay ocasiones en que los hijos jóvenes se enfrentan a sus padres y le dicen ‘¿quién eres tú para decirme que esto está mal, si tú también actuaste mal?’ Es ahí cuando los padres se molestan y emplean restricciones fuertes, pero eso solo causa es mayor rebeldía entre los jóvenes”, sostuvo a este medio.

Los conflictos de pareja en un matrimonio afectan a los hijos de tal manera que sienten como "si se le cayera el techo encima, porque su familia es su hogar, sinónimo de su casa. Lo que consideraba que era seguro, se le está derrumbando”
Los conflictos de pareja en un matrimonio afectan a los hijos de tal manera que sienten como "si se le cayera el techo encima, porque su familia es su hogar, sinónimo de su casa. Lo que consideraba que era seguro, se le está derrumbando”

¿Cómo promover un entorno familiar saludable después de una infidelidad?

Para promover un entorno familiar saludable después de una infidelidad, la psicóloga Carmen Bravo de Rueda manifestó que, como primer paso, la persona afectada debe perdonar lo ocurrido.

“Si no hay perdón, no hay arreglo. Si no lo puede olvidar, lo va a sacar en cualquier sitio y momento, van a seguir las heridas y peleas. Eso justamente es lo que hace mucho más daño. Si no se puede olvidar y perdonar, preferible es una separación”, recomendó.

Si la pareja optó por el divorcio, se le debe hablar con claridad y sinceridad a los hijos, de lo contrario, los menores crearán escenarios perjudiciales, y quizá erróneos, en su cabeza. “En lo primero que piensan los hijos es: ‘si mi papá se va con una, y mi mamá se van con otro ¿qué va a ser de nosotros?’”, precisó.

“Los padres deben ser directos y decirles: ‘mamá y papá puede que ya no vivan juntos, pero siempre vamos a ser sus padres, nunca te vamos a dejar solo’. Y así tratar de explicar cómo van a ser las cosas desde ahora por si se separan. Esto es importantísimo de hacer, así tengan tres años o sean más grandes”, graficó.

Por último, y en busca de no llegar a los extremos de perder a tus hijos o que la relación se resquebrajarse, es primordial reconocer que se cometió un error. “Eso es lo mejor, sentarse con tus hijos y decirles: ‘yo reconozco que hice mal, que no debí actuar así. Si las cosas ya no iban bien con tu mamá, era preferible contar antes y después buscar una pareja’. Eso hace una persona madura, y el que pida perdón va a ser de mucha ayuda”.

Así, con el pasar del tiempo, los hijos van a sentir tranquilidad, tanto en la casa como en la familia. En vez de ver peleas y malos tratos entre sus padres, van a preferir una separación sana, en donde los hijos vean que se vive tranquilo por ambos lados.