La sabiduría de aprender de nuestros errores es indiscutible, afirma la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. Sin embargo, aunque fallar es parte de la vida, a muchas personas les cuesta aceptar el fracaso como una oportunidad de mejora. Al contrario, lo ven como un obstáculo que deben evitar a toda costa. Por ello es vital hablar sobre este tema desde edad temprana para que nuestros hijos aprendan la importancia de experimentar sin tener miedo a equivocarse.
“En mis consultas, es muy frecuente recibir a padres que traen a sus hijos argumentando que son intolerantes al fracaso. En algunos casos, afirman que sus pequeños hacen rabietas exageradas cuando no reciben un premio o cuando no aprueban algún curso de la escuela”, estableció el Mag. Héctor Lazo, psicólogo de SANNA Clínica San Borja.
En esa línea, el especialista indicó que la intolerancia al fracaso se define como la incapacidad de soportar los inconvenientes o las adversidades que impiden alcanzar ciertas expectativas. “De hecho, existen niños, niñas y jóvenes que son incapaces de tolerar el más mínimo contratiempo o molestia. Cuando sus deseos no son satisfechos, sienten un gran malestar”, agregó.
¿Por qué los niños y adolescentes suelen ser intolerantes al fracaso?
Si tu hijo es intolerante al fracaso, es posible que sea un problema generado desde su niñez en casa. En relación a ello, Alexandra Sabal, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, enumeró los siguientes motivos:
- Desarrollo cognitivo y emocional: Están formando su identidad y autoconcepto, por lo que fracasar puede percibirse amenazante a su propia imagen.
- Presión social: Enfrentan expectativas de rendimiento académico, social y familiar, lo que puede generar temor al juicio y aversión al fracaso.
- Falta de experiencia para enfrentar desafíos y superar obstáculos: Puede carecer de habilidades para lidiar con fracaso constructivamente.
- Sensibilidad a la aprobación: La aprobación es crucial para todo ser humano. El fracaso puede afectar su autoestima.
- Educación y ambiente familiar: Expectativas excesivas o el énfasis constante en el éxito pueden contribuir a la intolerancia al fracaso.
El Mag. Lazo señaló que una de las razones principales por las que puede darse un caso de intolerancia al fracaso, como se enumeró previamente, es la sobreexigencia por parte de los padres. “Desde que asiste a la escuela, se le inculca al pequeño que sea el primero de la clase. Por ende, si los padres son muy exigentes con el niño, él o ella desarrollará altos niveles de ansiedad y, por lo tanto, intolerancia al fracaso”, aclaró.
¿Cómo saber si mi hijo es intolerante al fracaso?
De acuerdo con Sabal, existen algunas señales que pueden mostrar un caso evidente de intolerancia al fracaso en niños. En primer lugar, es bastante común observar reacciones emocionales intensas y desproporcionadas ante el fracaso, como enojo, vergüenza o ansiedad.
“El niño también puede empezar a evitar desafíos, pues prefiere no hacer algo antes que fracasar en ello. Así, también se va desarrollando un evidente caso de perfeccionismo, pues el pequeño establece estándares extremadamente altos para sí mismo”, sostuvo la psicóloga.
Otras emociones que puede experimentar un niño o niña con intolerancia al fracaso son el miedo al juicio, la baja autoestima y actitudes negativas hacia el aprendizaje, pues asocian constantemente al error con su capacidad intelectual o valía personal.
Cabe señalar que, según Lazo, los síntomas pueden empeorar en épocas de entregas de notas en la escuela, pues los niños se sienten expuestos al comentario público.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo a lidiar con el fracaso?
En palabras de Alexandra Sabal, es común que las reacciones ante el fracaso varíen según la edad. “Algunos pueden enfrentar sus equivocaciones con resilencia, aprendiendo de las expectativas adversas. De todos modos, hay otros que pueden mostrar mayor aversión al fracaso”. Por ello, el Mag. Héctor Lazo nos compartió algunos consejos para manejar la situación:
- Enséñale a canalizar sus emociones, pues los hijos suelen imitar las acciones de sus padres.
- Alienta a tu hijo a hacer una pausa antes de reaccionar.
- Permite que tu hijo que experimente el estrés.
- Ayuda a tu hijo a desarrollar un vocabulario emocional. Muchos han sido educados de forma que los imperativos como “deberías de…” han reinado en su educación.
Sabal aconseja a los padres a celebrar, más que sus logros, su esfuerzo. De este modo, se sentirán seres autónomos que toman decisiones y asumen responsabilidades gradualmente.
“En casa, será imprescindible poner en práctica la comunicación abierta para que nuestros pequeños se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones. Al tocar el tema, nuestros hijos deben ser conscientes de que se pueden manejar situaciones difíciles de manera positiva, controlando el estrés y la frustración. Sin embargo, si no logran hacerlo con facilidad, la ayuda profesional siempre será una opción para impulsar el bienestar emocional del paciente”, concluyó la experta de la Clínica Ricardo Palma.