Más de 23.000 personas han sido diagnosticadas con trastorno bipolar en el Perú, según cifras del Ministerio de Salud. En el mundo, este trastorno afecta entre el 1% y 2% de la población. Por ello, el Día Internacional del Trastorno Bipolar es una excelente ocasión para generar conciencia sobre esta condición, la cual afecta el estado afectivo y emocional de las personas.
En esta ocasión, en Hogar&Familia El Comercio, queremos resaltar la importancia del rol de los padres durante el diagnóstico de cualquier trastorno psicológico que pueden tener los más jóvenes. Por ello, conversamos con Alvaro Hinostroza, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
“Todos tenemos un estado base de comportamiento. Durante nuestra vida cotidiana, pasamos por alegrías y tristezas. No obstante, existen parámetros para estas emociones. La bipolaridad es lo que surge cuando transgredimos esos límites. Para una persona bipolar, la tristeza se convierte en una notoriamente más profunda y, por otro lado, la alegría se traslada a un estado de manía”, estableció Hinostroza.
¿Cómo se comporta una persona con bipolaridad?
Para entender este trastorno, el especialista indicó que es fundamental tener en cuenta que la manía no es una alegría excesiva. El estado de manía representa una desconexión sobre la cual la persona puede concebir ideas que no sintonizan precisamente con la lógica y el razonamiento. “Un episodio maniático puede generar que el paciente esté expuesto a cometer conductas de riesgo. Por ende, debemos recordar que esta fase está muy por encima de la alegría, más no representa la alegría misma”, aclaró.
Por otro lado, un paciente bipolar también puede ir hacia el otro extremo y trasgredir los límites de la tristeza. Esta es una patología distinta a la de la manía, pues representa un estado de ánimo bastante inhibido. Una persona en este estado puede presentar síntomas de depresión, como llanto injustificado o pensamientos negativos intrusivos constantes.
“La bipolaridad se encuentra en el juego de estos episodios. Cuando una persona tiene se encuentra en un estado de manía o, de ser el otro extremo, depresión, ahí se muestra el trastorno bipolar”, afirmó el experto. En la intensidad de estos polos, se puede observar una exageración del estado de ánimo. Por ejemplo, el paciente puede mostrar conductas impulsivas y aceleradas.
En esa línea, los síntomas se pueden manifestar de distintas maneras según la edad del paciente. En el caso de un joven o adulto, un cuadro depresivo puede llevarlos a volverse apáticos y silenciosos. Por otro lado, en un niño, la depresión se muestra de manera más agresiva en ciertas conductas. “Es imprescindible tener una comunicación constante con nuestros hijos. De esta manera, los padres podrán saber cuándo es que ciertos comportamientos pueden relacionarse a algún trastorno o cuándo son actitudes propias de la pubertad o la adolescencia”, agregó.
Para los padres, Hinostroza hizo énfasis en la importancia de observar el proceso de desarrollo de los hijos. “Es esencial observar la forma en la que socializa. En un niño, es sustancial prestar atención a cómo juega e interactúa con los demás”, añadió. Además, es vital analizar las conductas básicas del niño o el adolescente, como su horario de sueño, su alimentación y rutina de aseo.
¿Cuál es el rol de los padres en este proceso?
Si el hijo es diagnosticado con bipolaridad, los padres tienen que hacer un seguimiento sobre el tratamiento psicoterapéutico que se les recomiende. “Deben contemplar que el tratamiento sea lo más fino y preciso posible, además de que sea sostenido a tiempo”, especificó.
Por otro lado, Alvaro Hinostroza precisó que es de suma importancia que los padres estén informados sobre el trastorno. “En un cuadro bipolar, los chicos actúan de manera impulsiva. Por ese motivo, la familia tiene que estar informada sobre lo que el hijo está padeciendo. De ese modo, podrán tener mayor paciencia con ellos y no tomar ciertos comentarios ‘en crisis’ como personales.”, recalcó.
En tanto a lo emocional, el docente resaltó que es primordial que los padres tengan estabilidad. “No va a ser un proceso fácil de sobrellevar. La familia debe estar sostenida y unida, pues no será solo trabajo del psicólogo, sino de toda la convivencia. Como padres, deben aprender a leer al hijo. El psicólogo puede ser un profesional, pero nadie va a conocerlo mejor que el papá o la mamá. “, comentó el especialista.
La bipolaridad no es una decisión del paciente
Para Alvaro Hinostroza, los padres deben estar en sintonía con los chicos y entender que pasar por este trastorno no ha sido una elección suya. “No podemos sacarle en cara la condición que tienen. Hay que tener presente que no podremos convencerlo de ‘cambiar’, pues no es algo que esté en sus manos. Sin embargo, podemos ayudarlo para que se encuentre y regule sus comportamientos de la mano de profesionales”, concluyó.