¿Mi hijo tiene TDAH?: Especialista explica todo lo que debemos saber del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición médica que se relaciona con la dificultad para concentrarse, distraerse constantemente, presentar mucha actividad, cambiar constantemente de actividades, dificultades con la organización y persistencia. El TDAH es uno de los tres trastornos más comunes en niños y adolescentes, junto a la depresión y la ansiedad.

En esta ocasión, Byron García, psiquiatra infantil y de adolescentes del Massachusetts General Hospital, el primer y más grande hospital de la Facultad de Medicina de Harvard, nos indicó ciertos factores que son fundamentales al tratar con alguien que posea esta condición. “Los trastornos mentales, como el TDAH, pueden ser identificados en diversas etapas del desarrollo y pueden presentarse de formas distintas en niños y niñas”, estableció el experto.

¿Existen tipos de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?

En palabras de Byron García, existen tres tipos de TDAH y cada uno se caracteriza por distintos comportamientos:

1. Déficit de atención y dificultad en la organización: Los niños que cuentan con TDAH en este nivel tienen mucha dificultad para organizar su tiempo y realizar trabajos académicos. En la escuela, se les cataloga como ‘soñadores’, pues es común que estén pensando en otra cosa todo el tiempo. No obstante, no suelen interrumpir la clase.
2. Hiperactividad e impulsividad: Este tipo de TDAH se identifica más en niños que en niñas. Estos niños suelen moverse constantemente, son muy activos y no saben calcular riesgos. En la vida académica, no pueden quedarse en su puesto, caminan por la clase cuando el profesor está explicando algo, tienen que tocarlo todo y se les complica quedarse en un solo sitio.
3. Déficit de atención e hiperactividad: Es un desorden combinado, pues hay niños que tienen dificultades para prestar atención, como se mencionó previamente, y también tienen síntomas de hiperactividad.

¿Cuáles son los síntomas del TDAH?

En la línea de lo explicado por el especialista, debemos tener en cuenta que la estructura y anatomía del cerebro de un niño con TDAH es diferente en comparación con el resto de la población. “El lóbulo frontal del cerebro sirve para organizar, planear, prestar atención y tomar decisiones. Partes del lóbulo frontal maduran de una manera más tardía en los niños con TDAH”, enfatizó el psiquiatra infantil.

En ese sentido, hay ciertos síntomas que podemos observar en los niños que poseen esta condición. En primer lugar, el conocedor indicó que las principales señales pueden ser dificultad para prestar atención, poca atención a los detalles, distracción constante, dificultades para escuchar, incapacidad de seguir varias indicaciones al mismo tiempo, impaciencia, movimiento constante y poca memoria.

En la escuela, es probable que los niños con TDAH olviden con facilidad los utensilios o tareas que les piden. Asimismo, les cuesta trabajo terminar sus deberes, responden fuera de tiempo a los maestros, dejan su asiento constantemente y corren por el salón en cualquier momento. De la misma manera, les cuesta organizar sus pensamientos para planear y terminar sus tareas.

¿Si mi hijo tiene TDAH, existe algún tratamiento para esta condición?

La buena noticia es que, dependiendo del caso, existen distintos tratamientos para el Trastorno de Déficit de Atención. Si se trata de episodios leves, se puede insertar al paciente en una terapia del comportamiento. Incluso, hay planes educativos que permiten estar con menos cantidad de alumnos y más de un profesor, entre otros.

Por otro lado, si el niño o adolescente presenta un caso más grave de TDAH, puede ser necesario utilizar tratamientos farmacológicos que logren ayudarlo a controlar estos comportamientos y mejorar su capacidad de concentrarse.

Para concluir, es vital tener presente que un trastorno mental es una condición médica que afecta el funcionamiento emocional, el comportamiento y funcionamiento de una persona. Por ello, es fundamental el acompañamiento y comprensión por parte de la familia. De no ser así, podría derivar a otros trastornos comunes, como la depresión y la ansiedad.