“Durante mi embarazo, estudié mucho sobre el poder de nuestro cuerpo al momento de dar a luz. Sabía que era una mujer sana y que mi bebé estaba sano. Al investigar, descubrí el parto humanizado y me fascinó la postura de que nosotras, las mujeres, seamos las protagonistas del proceso. Confían en las madres y nuestras capacidades. Después de haber vivido esta experiencia durante mi trabajo de parto, me siento sumamente poderosa. Cuando tengo un problema, regreso a ese momento tan fuerte y sé que puedo con todo lo que venga”, testificó Ivette Ayvar (40), coach de vida dedicada al desarrollo personal de mujeres, quien hace cinco años dio a luz mediante un parto humanizado.
Según la obstetra Rosario Chumpitas, Jefa de Obstetras del Instituto Nacional Materno Perinatal y especialista en alto riesgo obstétrico, el parto humanizado es aquel en el que el equipo de salud reconoce a la gestante, su bebé y su familia como los protagonistas del trabajo de parto. “Se basa en realizar prácticas que brinden seguridad a la madre y la hagan sentir cómoda, siempre teniendo en cuenta el respeto, la protección de sus derechos y participación de la pareja y la familia”, estableció.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que múltiples prácticas de violencia obstétrica sin evidencia médica se han hecho tan habituales que han llegado a normalizarse en la sociedad. Entre ellas, se incluyen la cesárea sin pertinencia médica, inducciones no justificadas del parto, tactos vaginales muy frecuentes, exploración manual del útero, rotura artificial de membranas, entre otras. Por lo tanto, la OPS resalta que fortalecer el parto humanizado es una necesidad urgente para mejorar la calidad de atención a las futuras madres.
¿Cómo se lleva a cabo un parto humanizado?
En palabras de Glenda Furszyfer, educadora perinatal, doula, psicoterapeuta y autora del libro “Tu poder de dar a luz”, el parto humanizado se lleva a cabo escuchando las necesidades y los deseos de la mujer que va a dar a luz. “Es fundamental respetar a la mujer como un ser humano que siente y se encuentra en un momento vulnerable. Lo principal siempre será asegurar su salud y no forzarla a optar por medidas que ella no desee tomar”, recalcó.
En relación al trabajo de parto como tal, la educadora perinatal resaltó la importancia de respetar la libre evolución del trabajo de parto. Para ello, los profesionales de la salud deben evitar acelerarlo artificalmente con hormonas sintéticas, lo cual, en la mayoría de casos, se suele realizar solo por rapidez o por comidad. “Evitar las intervenciones agresivas y riesgosas para la madre es vital”, agregó.
Del mismo modo, Furszyfer hizo hincapié en que la mujer debe tener libertad de movimiento y acción. Para ello, los profesionales a cargo no pueden obligarla a acostarse, recibir suero o mantenerse en ayunas. La mujer necesita ser libre de acudir a la verticalidad cuando sea necesario para que el bebé nazca correctamente. No obstante, es preciso aclarar que un ‘parto vertical’ no es sinónimo de ‘humanizado’, pues la posición no es el único factor determinando para lograr este proceso.
La compañía, de acuerdo con experta, también debe ser elegida por la madre. Puede optar por tener a su pareja a su lado durante el trabajo de parto, un familiar y/o una doula, de ser necesario. Aunque esté acompañada, la sala debe asegurar su privacidad e intimidad en todo momento. Esto también incluye evitar los exámenes vaginales exagerados y las incisiones innecesarias, como los cortes en el periné (zona entre el ano y la vagina), pues pueden generar infecciones y su cicatrización es muy dolorosa.
Al momento de dar a luz, la madre debe tener la libertad de elegir en qué posiciones desea empezar a pujar. Posteriormente, en un parto humanizado, se recomienda el contacto piel a piel inmediato e ininterrumpido. “Finalmente, se aconseja realizar el corte oportuno del cordón umbilical, es decir, esperar a que deje de latir para cortarlo”, asintió la especialista.
¿Cuáles son los beneficios de un parto humanizado?
Liliana Yarlequé, docente de la carrera de Obstetricia de la Universidad Científica del Sur, indicó que el beneficio principal es el hecho de que la madre sepa que se va a respetar la forma en la que ella quiere dar a luz. “Hay mujeres que no acuden a los establecimientos de salud por temor a que los profesionales no respeten sus creencias y costumbres. Por ello, el saber que serán respetadas ya implica que opten por asistir a un centro médico, lo cual favorecerá su trabajo de parto y la salud de su bebé”, afirmó.
“Una paciente que logra dar a luz en un ambiente respetado y controlado es una paciente que va a colaborar con el trabajo de parto y la atención médica en general. Como consecuencia, el proceso será mucho más llevadero para todos. De la misma manera, al estar más relajada, contribuye a que la dilatación sea más rápida. Son condiciones más efectivas en todo sentido”, destacó Yarlequé.
Gracias al contacto precoz y la lactancia, la docente aseveró que este método mejora el vínculo familiar, lo cual no solo genera múltiples beneficios para la madre, sino también para el niño, quien se sentirá más seguro desde su llegada al mundo.
El poder de un parto humanizado
Glenda Furszyfer, luego de haber asistido más de seiscientos partos humanizados, declaró que ha tenido la oportunidad de observar a mujeres que se sienten plenas, completas y capaces de dar a luz. “Descubren quiénes son a través de esta experiencia. Al dar a luz, empiezan a ser conscientes de lo que son capaces de hacer. Veo a mujeres más fuertes, tanto físicamente como emocional y mentalmente”, enfatizó.
“El parto humanizado es confiar en que, como mujeres, sabemos parir y nuestros bebés saben nacer. No obstante, sé que el miedo es normal, pues vivimos en una sociedad donde no siempre están bien vistas estas prácticas. De todas maneras, confío en una mujer que está sana -y que va a dar a luz a un bebé sano- puede atreverse a investigar y decidir optar por esta experiencia. Es algo que les va a cambiar la vida, el poder de trascender algo más fuerte que nosotros”, concluyó Ivette Ayvar (40), testimonio de parto humanizado.