Redacción EC

El artista contemporáneo francés Abraham Poincheval, conocido por sus actuaciones extremas, se encerró hoy en una piedra de 12 toneladas en el Palacio de Tokio de para permanecer dentro una semana, con el objetivo de adentrarse en el "corazón del mundo mineral" y expresar su
 


El interior de la gigantesca piedra calcárea, retirada hace poco de su medio natural, ha sido tallado a la medida del artista y solo le permite permanecer sentado, sin apenas espacio para el movimiento. 

Sus únicas conexiones con el mundo exterior son un circuito de ventilación y una radio con la que podrá contactar con el personal del museo en caso de alguna emergencia, momento en el que un cable podría separar en segundos ambas mitades de la piedra si fuese necesario. 

Los visitantes del museo podrán seguir este experimento no apto para claustrofóbicos a través de una pantalla, gracias a una pequeña cámara instalada en la cavidad de la roca. 

"El objetivo es cruzar la frontera entre lo humano y lo mineral", aseguró Poincheval poco antes de entrar en la piedra, en una obra que calificó como un viaje a la vez "de experimentación y de aislamiento". 

Poincheval sobrevivirá solo a base de líquidos y pequeñas porciones de carne seca almacenadas en un pequeño compartimento en el interior de la piedra, cuyos recipientes servirán después para almacenar su orina. 

"No tengo el aguante para resistir una semana sin orinar", bromeó frente al interior de la cavidad que será su hogar hasta el próximo miércoles. 

Poincheval espera dedicar la mayor parte del tiempo al "esfuerzo mental" que consume el aguantar psicológicamente las duras condiciones de encierro, para lo que ha seguido un entrenamiento riguroso basado en la meditación. 

"Hay un ejercicio muy importante de proyección", aseguró el artista, que en las últimas semanas se ha ido poco a poco imaginando como sería la experiencia. La piedra tiene también el espacio suficiente para permitir al artista alguna distracción, como leer, escribir un diario en el que recogerá sus sensaciones o realizar un mínimo ejercicio físico para evitar dolores musculares. 

Pese a las semanas de entrenamiento, Poincheval considera no saber cómo reaccionará en el interior del mineral, lo que asegura haberle acontecido en otras ocasiones. 

El artista marsellés, de 44 años y ya conocido por este tipo de experiencias, se encerró durante doce días en el cuerpo de un oso esterilizado en el Museo de la Caza y la Naturaleza en París en 2014 y remontó el río Ródano dentro de una botella gigante el verano pasado. 

La comisaria de la exposición Adélaïde Blanc, pese a las dudas que este tipo de actuaciones pueden suscitar en el visitante ajeno al arte contemporáneo, afirmó a EFE que lo que Poincheval hace "no es deporte ni aventura, sino arte", ya que a través de estas "esculturas habitables" explora los límites de la realidad humana. 

Días después de salir de la roca, el 29 de marzo, Poincheval se sumergirá en otra "aventura artística" como parte de la exposición: incubará huevos de gallina durante una duración aproximada de 25 días, en los que no podrá abandonar su posición por más de 30 minutos al días. 

Arte o no, la exposición de Abraham Poincheval, que recoge algunos de los elementos más celebres de sus últimas actuaciones, permanecerá en el Palacio de Tokio hasta el 8 de mayo, abierta a críticos y curiosos. 

Fuente: EFE.

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