Miles de peregrinos, turistas e incluso deportistas acuden anualmente a la montaña Hua Shan, en China. ¿Por qué? Si bien no es la montaña más alta del mundo ni su ascenso uno de los más mortales, es innegable lo escalofriante que resulta el sendero que hay que pasar para alcanzar la cima.
Sobre todo el segmento llamado Changong Zhandao, el cual cuenta con cuatro metros de largo y tan solo 30 centímetros de ancho. Para transitarlo sin caer por el inmenso acantilado, es necesario llevar un arnés e ir agarrado de viejas cadenas clavadas a la pared de piedra.
Como si fuera poco, luego se debe pasar por 'la garganta de los cien escalones', nada menos que escaleras con una verticalidad de 90°.
Sin embargo, todo parece valer la pena cuando al final del camino se encuentra un paisaje como el siguiente.