Hay varias formas de conocer la historia del país. Una de las menos frecuentes es a través de la colección de monedas del Museo Numismático del Perú, en el Cercado de Lima. Esta historia se cuenta a partir de 1568, cuando el rey Felipe II de España autorizó la fabricación de dinero en el reciente Virreinato. Desde entonces, cada gran suceso que ocurrió aquí se grabó en trozos de metal.
Macuquinas. Con ese vocablo derivado del quechua y que significa “las golpeadas” se llamó a las primeras monedas acuñadas en el Perú. El testimonio que guardan estas piezas no está en palabras, sino en símbolos. En el Virreinato, las autoridades representaron su poder con imágenes grabadas en monedas, con yunque y martillo.
Así, los acuñadores de las macuquinas se esmeraron en cincelar los leones y castillos, símbolos de la monarquía. También fueron comunes las cruces, los corazones y las columnas de Hércules, que se asociaban al fin del mundo conocido para los europeos medievales.
Desde 1752, cuando se importaron las primeras máquinas de acuñación, se empezó a fabricar monedas más redondas y con inscripciones mejor definidas. Aparecieron piezas con el rostro de los reyes españoles, algunos con pelucas y otros coronados con laureles. Así fue hasta Fernando VII, quien perdió las colonias.
SÍMBOLOS REPUBLICANOS
La Independencia significó una revolución iconográfica de las monedas. “Lo primero que hizo José de San Martín fue reemplazar los símbolos reales de las monedas por otros que representaban a la patria”, explica el historiador Alejandro Salinas.
Las monedas que se acuñaron en Perú desde 1821 tuvieron como figuras principales al sol, la bandera de San Martín y la doncella Marianne, personificación de la libertad y símbolo de la Revolución Francesa.
Recién en 1857 se instaura el sistema monetario decimal y, luego, en 1863 el presidente Miguel de San Roman dictó una ley para crear el sol.
Ya cimentada la República, los gobiernos siguieron utilizando las monedas para representar el espíritu de su época. Desde la bonanza del guano, el proyecto de la patria nueva de Augusto Leguía, hasta el nacionalismo del gobierno militar.