Redacción EC

Todas las mañanas desde hace ocho años, Sergio Montes (47) recibe un saludo especial de buenos días ni bien pisa la Isla de los monos. Una maquisapa negra de nombre Janet lo recibe en la orilla, e ignorando los baldes de comida que el cuidador trae consigo, prefiere abrazarlo. Así de inexplicable. “Otras veces se agarra de mi mano y vamos caminando así. Los maquisapas son animales muy sociables”, dice Sergio mientras se las ingenia para barrer el lugar con dos de ellos trepados encima. Pocas personas como Montes pueden ingresar al santuario de los monos. Estos ya lo han asumido como uno de los suyos.

El cumple este mes , con atracciones como el laberinto, el hidroavión y la lagunita. Y que condensa en sus 94 hectáreas –el equivalente a 150 canchas de futbol– las tres regiones del Perú: costa, sierra y selva. Impulsado en sus inicios por el ecologista Felipe Benavides Barreda, el parque es el único del mundo que es zoológico, jardín botánico (1.800 especies de flora) y complejo arqueológico, el más grande situado en una zona urbana de Lima, con un total de 53 huacas, algunas de ellas, como la Huaca San Miguel, abiertas al público este año.

El lugar debe su nombre a una serie de murales con leyendas del Perú que se encontraban repartidos por todo el sitio. Actualmente se le considera el sitio público más visitado del país, con un promedio de 2.7 millones de visitantes al año. El zoológico posee 94 hectáreas –el equivalente a 150 canchas de fútbol– y alberga a más de 2 mil animales de 205 especies distintas y 1.800 especies de flora.

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