Cuando Pisco fue remecido por un sismo de 7,9 grados, el Perú evidenció su falta de preparación para responder ante un desastre natural. Tras aquel terremoto, muchos gobiernos locales e instituciones públicas y privadas pidieron al Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) capacitaciones en gestión de riesgos. Nueve años después, el interés por estar preparados se ve en descenso.
“Hay poca aceptación de que el Perú está asentado en una zona de riesgo, no nos acordamos de eventos que han causado destrucción. Y lo que vemos es que conforme pasa el tiempo se diluye el interés de la población por estos temas”, señala Juber Ruiz, representante de la Dirección de Preparación del Indeci.
La más reciente encuesta de El Comercio-Ipsos revela que el 59% de limeños se siente poco o nada preparado para responder a desastres naturales.
Además, el 85% de los encuestados considera que el Perú no cuenta con la preparación suficiente para responder a una catástrofe de la naturaleza.
Pese a sentir que ni ellos ni el país están lo suficientemente preparados para responder, el 72% de encuestados no tiene una mochila de emergencia.
“La experiencia nos ha enseñado que lo único que nos va a servir las primeras 48 horas es la autoayuda. La mochila de emergencia es vital, pero la idea es que se acomode a la disponibilidad económica de la gente. En las zonas pobres pueden asociarse para tener reservas de alimentos”, precisa el ingeniero Juber Ruiz.
Según la encuesta, los pocos que tienen una mochila llevan en ella (en orden por porcentajes) una linterna, medicinas, agua, alimentos no perecibles, ropa, artículos de higiene, radio portátil, silbato, documentos, entre otros productos.
—Zona de alto riesgo—
Durante el 2015, en el ámbito nacional se registraron 29 emergencias por sismos. Sin ser movimientos telúricos de fuerte intensidad, dejaron nueve fallecidos, 56 heridos, 725 damnificados y 20 viviendas destruidas y 33 afectadas.
Para los limeños, este saldo parece lejano porque la mayoría de sismos ocurrió en zonas del interior; sin embargo, pocos reparan en que la probabilidad de un terremoto de grandes proporciones en Lima es muy alta, según estudios del Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid).
“Desde 1746 no ocurre un sismo de gran intensidad en Lima. De acuerdo con los indicadores, la zona central del Perú [comprendida entre Cañete y Chimbote] es la de más alta probabilidad para la ocurrencia de un evento superior a los 8,6 grados en la de Richter”, indica Zenón Aguilar, especialista en suelos del Cismid.
Desde hace seis años, la Universidad Nacional de Ingeniería, con apoyo del Gobierno de Japón, realiza estudios de vulnerabilidad y riesgo sísmico en Lima, Callao y Tacna.
Hasta la fecha se han evaluado 25 distritos de Lima Metropolitana, y este año, ya en convenio con el Ministerio de Vivienda, se entregarán los resultados de seis distritos más.
Los estudios del Cismid indican que el distrito de Lima con más alta vulnerabilidad ante un sismo es San Juan de Lurigancho, donde el 90% de sus más de 200.000 viviendas son autoconstruidas.
“Hay varios distritos con similares condiciones, como Comas o Villa El Salvador, pero el tamaño y envergadura convierten a San Juan de Lurigancho en el más crítico”, precisa Zenón Aguilar.
Para los especialistas, el principal factor de vulnerabilidad ante un sismo es la informalidad en la construcción de las viviendas: entre el 70% y 80% de casas de Lima son de este tipo.
La ubicación en zonas de fuerte pendiente y la calidad de los suelos (arenosos y arcillosos) son los otros factores que incrementan el riesgo de las familias.