La mañana del 24 de mayo de 1940, se produjo uno de los más grandes terremotos y tsunamis que hayan afectado Lima y el Callao en el siglo XX. Destrozos, alrededor de doscientos muertos y miles de heridos fueron las trágicas consecuencias que nuestro país tuvo que afrontar producto del embate de la naturaleza.
“A las 11 y 35 se produjo un violento temblor en la ciudad. Su intensidad fue insólita”, era la información que daba El Comercio en su edición vespertina de aquel día. Asimismo, reportaba que los cadáveres se estaban acumulando en la Morgue de Lima, a la espera de ser reconocidos.
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