LUIS SILVA NOLE / @Lucho_Silva
Redactor de Sociedad
Apellidos chinos como Tong, Lau o Chang son comunes en el distrito de Chancay, en la provincia de Huaral, a una hora y media en auto desde Lima.
Además de las figuras de ojos rasgados que hay en los paneles de los chifas, la presencia china se hace evidente en varios de los rostros adultos mayores que andan por las calles de esta localidad del norte chico, que recibió, al igual que las ciudades de Huacho y Huaral, gran parte de los primeros contingentes de inmigrantes chinos o culíes que vinieron a trabajar en las haciendas costeñas desde mediados del siglo XIX.
Pero no todos estos descendientes conservan su apellido chino, como los hermanos Muñoz Martínez. “Mi bisabuelo, José Jo, vino de Cantón a trabajar en chacras de caña de azúcar y algodón. Adoptó el apellido Muñoz porque lo necesitaba para trabajar por su cuenta, en negocios. Muñoz se apellidaba el padrino de su bautizo católico”, evoca a El Comercio Roberto Muñoz Martínez, chancayano de 77 años.
Por estos días Roberto lee “La inmigración china al Perú”, de los compiladores Li Na Jing, Antonio Coello y Richard Chuhue. “Quiero saber más sobre mis antepasados”, asegura.
La reforma agraria de Velasco minimizó la extensa chacra que su padre y abuelo habían forjado. Roberto aún conserva una pequeña huerta que produce maracuyás y limones.
Y también conserva la sazón china. Suele viajar a Estados Unidos, y de Chinatown, en San Francisco, trae hongos, fideos y salsas características de la comida china –sus incursiones en la calle Capón de Lima son más frecuentes aun– para preparar saltados de chifa doméstico. “Mi abuelo cocinaba rico. De él aprendimos”, dice Roberto, quien a diario va en bicicleta, como es tradición en China, a hacer sus compras.
Su hermana Aurora Carmela, de 64 años, rescata otra característica de la idiosincrasia china: la honorabilidad. “Mi abuelo, Juan Muñoz Simón, es decir, Juan Jo, alcalde de Chancay en los años 30, decía que la palabra vale más que cualquier compromiso firmado. Eso se llama honor y sin eso no hay nada. Y así nos regimos”, señala Aurora, Miss Chancay 1967.
NEGOCIOS Y DRAGONES
Juan Carlos, hermano de Roberto y Aurora, cumplirá 60 en octubre y se la pasa atendiendo en su tienda de abarrotes, en el bulevar de Chancay. “Los chinos y sus descendientes somos trabajadores y nos dedicamos mucho al negocio. Está en nuestros genes”, refiere Juan.
“El norte chico está lleno de descendientes de chinos. En las fiestas usamos fuegos artificiales y figuras de dragones”, dice Hediberto Ching Reyes, artesano de 71 años y presidente de la Asociación Colonia Asiática Chancay, fundada en 1890 y que reúne a 136 descendientes.