Adulto mayor: Voluntarias contra El Niño
Luis Silva Nole

Los 29 pines que adornan su chaleco verde equivalen a las medallas que luce el uniforme de un militar con varias batallas encima. Cada pin representa una acción solidaria de envergadura, una campaña a favor de sus vecinos más necesitados.
Graciela Cusquisibán Sáenz, de 75 años, ‘La Generala’ para sus compañeras del Voluntariado Surcano, se ha propuesto llevar consigo esos pequeños recuerdos de los apoyos que ha dado a la comunidad de manera organizada. Galones que hablan de su rango en el escalafón del trabajo voluntario.

Por estos días, Graciela y las otras 54 integrantes adultas mayores del voluntariado de la Municipalidad de Surco visitan casa por casa a los vecinos de los asentamientos humanos del distrito, orientándolos sobre la mejor manera de prevenir las consecuencias del inminente fenómeno de El Niño.

El entusiasmo es una de las principales características del Voluntariado Surcano. (Foto: Alessandro Currarino / El Comercio)

El comité multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) ya lo ha advertido: Lima soportará en el verano del 2016 lluvias intensas, inofensivas si se les compara con las que caerán en el norte del país, pero de consideración para la capital si se toma en cuenta que, como resalta el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), la infraestructura de la ciudad no está preparada para soportar niveles altos de precipitaciones.

En ese contexto, las voluntarias de Surco reparten cartillas preventivas y dan consejos a la gente. Entre otras instrucciones, las cartillas contienen recomendaciones para reforzar las casas –especialmente los techos–, verificar el buen estado de las instalaciones eléctricas para evitar cortocircuitos al contacto con el agua de lluvia, desechar objetos en desuso y así impedir la aparición de hongos y vectores de enfermedades que proliferan en la humedad. También tapar los recipientes en los que se almacena agua, para evitar el dengue, y mantener buenos hábitos de higiene para prevenir diarreas y otros males propiciados por el incremento del calor.

Las voluntarias adultas mayores de Surco van casa por casa. Su labor se está concentrando en los asentamientos humanos del distritro. (Foto: Alessandro Currarino / El Comercio)

“Voy a donde me llamen. El Niño da otra oportunidad para ayudar”, dice Graciela, quien integra el voluntariado desde su fundación, hace 16 años. “No hay nada más potente que el corazón de un voluntario. Estas damas no reciben ni un sol del municipio. Su labor es encomiable”, dice Roberto Gómez, alcalde de Surco.

El voluntariado intervino esta semana en la zona de La Huaca. Según su coordinadora Magda Guzmán, este cubrirá antes de fin de año los asentamientos Rodrigo Franco, Parque Alto, Parque Bajo, San Carlos, María Parado de Bellido, Buenos Aires de Villa y Mateo Pumacahua, entre otros.

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