LUIS GARCÍA BENDEZÚ
El pueblo de Asia, en Cañete, todavía es un lugar tranquilo pese al crecimiento inmobiliario y el ajetreo de su bulevar en verano. En sus 13 sectores, buena parte de las casas son de adobe y tienen un solo piso. Hay una comisaría y los seis policías que trabajan ahí atienden, sobre todo, casos leves de violencia familiar.
Este ambiente de pueblo provinciano cambiará pronto si la construcción de condominios campestres y clubes sigue acelerándose. Cada vez son más los proyectos que se ejecutan ya no en la franja de playas, sino en la parte rural del distrito, ubicado a la altura del km 100 de la Panamericana Sur.
El alcalde de Asia, José Arias Chumpitaz, dice estar preocupado por el crecimiento descontrolado. Según cuenta a El Comercio, desde el año pasado las inmobiliarias empezaron a comprar terrenos en las chacras. “Esto es peligroso, estoy de acuerdo con que se construya en terrenos eriazos, cerca de las playas, pero no en zonas productivas”, dice Arias, quien es alcalde por tercera vez.
El lugar adecuado para los clubes campestres y de playa –dice– se encuentra en Sarapampa (km 107), al sur de Asia. No obstante, asegura no poder controlar el crecimiento urbano debido a su conflicto con los dirigentes de la Comunidad Campesina de Asia y, en especial, con su presidente, Fernando García Huasasquiche.
“La Comunidad Campesina de Asia es posesionaria de todos los territorios donde vivimos. Ellos dicen ‘este terreno es mío y acá vendo lo que yo quiero’”, resume Arias.
EL AGUA ES UN INCONVENIENTE
Alejandro Krateil, presidente de la Asociación de Propietarios de Inmuebles del Litoral Sur (Aprils), comparte la opinión del alcalde. Según él, las inmobiliarias no toman en cuenta que la falta de agua es el principal inconveniente. “Se venden terrenos agrícolas que cuestan millones, pero, en el fondo, no valen nada porque no tienen agua”, dice.
Aprils agrupa a 29 clubes ubicados entre los kilómetros 93 y 100 de la Panamericana Sur. Estas residencias tienen su propio suministro de agua, que extraen de cinco pozos ubicados en Mala. “Las demás playas [hay otros 30 clubes en Asia] se abastecen con camiones-cisterna”, sostiene Krateil.
El presidente de Aprils cree que la Comunidad Campesina de Asia es un “poder corrupto” que vende terrenos de campesinos a través de transacciones poco claras.
Uno de estos pobladores, Melquiades Chumpitaz, asegura que la comunidad le usurpó tres hectáreas de terreno en marzo del año pasado. “Cuando te niegas a vender tu terreno, los dirigentes de la comunidad te envían matones”, denuncia Chumpitaz.
Según el alcalde Arias, la comunidad campesina administra más de 24 mil hectáreas en el distrito y, de estas, ya se han vendido unas 2 mil. El burgomaestre asegura que García Huasasquiche vende tierras sin convocar a la asamblea de la comunidad, como lo exige la ley.
El Comercio buscó esta semana a García Huasasquiche en el local de la comunidad campesina ubicado en el sector de Rosario de Asia. No obstante, los asociados dijeron que estaba de viaje y que no sabían cómo comunicarse con él.
UNA GESTIÓN INESTABLE
La Municipalidad de Asia recaudó más de S/.11 millones en impuestos el año pasado. No obstante, el distrito no tiene un plan de desarrollo urbano que oriente la buena inversión de ese dinero. El alcalde dice que ha encargado a una empresa la elaboración de ese estudio y que estará listo en octubre.
Desde el inicio de la actual gestión edilicia, en el 2011, el Concejo de Asia ha tenido cinco formaciones distintas. En setiembre del 2012, el ex teniente alcalde Máximo Ávalos fue separado del municipio debido a que el Poder Judicial lo encontró culpable de colusión.
En junio del año pasado, el propio alcalde Arias fue encarcelado por, presuntamente, haber contratado a una empresa fantasma para realizar cobros a la empresa Telefónica por S/.3 millones. Arias pasó más de 100 días preso hasta que, en setiembre del 2013, la Corte Suprema declaró nula su sentencia y ordenó un nuevo juicio.
Mientras Arias estuvo preso, la alcaldía recayó en la ex regidora Cyntia Ramos Castañeda. No obstante, ella fue revocada en la consulta del 7 de julio del año pasado. Tras salir de prisión, Arias retomó el cargo.
El alcalde admite que esta inconstancia en su gestión ha retrasado al distrito. No obstante, en sus palabras no hay autocrítica. Solo culpa a sus enemigos de querer perjudicarlo.