“Antenas de celular: esos vecinos indeseables”, por Pedro Ortiz

A un par de cuadras del cruce de las avenidas Mariscal Castilla y República de Panamá, en Surco, la señal de los smartphones repentinamente se cae. Si tiene un poco de suerte, se mueve a la velocidad del perezoso de “Zootopia”. No importa la hora o el día. Apagar y encender el teléfono o mover la batería no sirve de nada. Tampoco si va en auto, a pie o en bicicleta. Unos metros más allá, reaparece como por arte de magia.

No es que ese punto de la ciudad sea presa de un conjuro, o sus habitantes, víctimas de un castigo de los operadores móviles. Lo mismo ocurre en otros sectores de Lima, no necesariamente en los más alejados. Usted debe haberlo sufrido decenas de veces, todos los días. Y seguramente ha acompañado su molestia con gruesas imprecaciones y recuerdos non sanctos dirigidos a los familiares de quienes manejan las telecomunicaciones en el país.

¿Cuál es la razón de estas súbitas caídas? La ausencia de una antena de telefonía cerca o de un repetidor.

El caso viene a cuento por una protesta hecha esta semana por vecinos de la urbanización Chama, ubicada coincidentemente en Surco, que se oponen a la instalación de una antena en un parque cercano a sus casas.

Más allá de consideraciones técnicas, colocar una instalación de ese tipo en un parque es un despropósito. Ya las áreas verdes de la ciudad están lo suficientemente invadidas y maltratadas con diversas edificaciones a costa de su real función: brindar un espacio para el solaz del vecindario, en contacto con la naturaleza. Desde el punto de vista urbanístico es un atentado contra el ornato.

El otro argumento esgrimido por los vecinos es conocido, aunque no por ello menos falaz: las ondas que emiten las antenas provocan daños para la salud. No falta quien menciona el cáncer como una de sus consecuencias.

Esa es una leyenda urbana. La Organización Mundial de la Salud afirma que se han hecho al menos 10 mil estudios al respecto y en ninguno de ellos se ha encontrado relación entre esa enfermedad y la radiación que emiten las antenas.

Y en las mediciones que se han realizado en el ámbito local, según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, el promedio de radicación es 500 veces menor al límite establecido.

¿Por qué se cae la señal de su celular? Las operadoras tienen un gran argumento para eludir las reiteradas acusaciones que les hacen por brindar un servicio deficiente: hasta el año pasado, había un déficit de 14 mil antenas en el país.

Si a pesar de esto sigue creyendo que estas instalaciones son dañinas para su salud, haga algo muy simple: organice otra movilización, pero esta vez con el objetivo de que las empresas de telefonía móvil desconecten todas las antenas que brindan el servicio a su barrio.

Ojalá que sin celular ni Internet en su móvil pueda vivir más tranquilo.