MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ @martiacosta
Los robos al paso, la microcomercialización de droga, la congestión, la contaminación y la pérdida de espacios públicos son temas que le preocupan al vecino barranquino. Además, la lucha por recuperar la esencia barranquina perdida es constante.
Los fines de semana, Barranco muestra su peor rostro. Deja de ser ese distrito de calles silenciosas para vestirse de desenfreno y descontrol. La venta y el consumo de drogas se mezclan con el expendio de licor durante la madrugada, las peleas callejeras y los robos al paso.
“Los jóvenes vienen aquí para emborracharse y drogarse. Es vergonzoso que se nos identifique como un lugar en donde todo vale”. La frase pertenece a Ángela Castro, vecina barranquina desde hace 30 años. La suya es una lucha constante por recuperar la esencia de Barranco y conciliar el sueño en medio de la bulla del bulevar.
Pero el descontrol no es una exclusividad del bulevar. Hace dos semanas, unos delincuentes vaciaron una casa ubicada en la cuadra 3 de la Av. Pedro de Osma, a pocas cuadras del municipio y la comisaría. Los hampones rompieron la puerta con una pata de cabra y destrozaron los dispositivos de vigilancia de la vivienda. Eran las 6 de la tarde, pero nadie vio nada.
La deficiencia puede explicarse desde el número de policías que patrullan los 3,3 km del distrito: apenas 13 al día, según informó a El Comercio el comisario de Barranco, comandante Glenn Valdivia. En mayo pasado, este Diario dio cuenta de esa misma cifra. Hasta la fecha nada ha cambiado y por el contrario “la situación ha empeorado”, señala Saulo Figueroa, otro vecino.
Otra opinión tiene el comisario Valdivia, quien aseguró que los robos han disminuido en un 20% con respecto al 2013. “El delito más común es el arrebato. Ahora a la semana se denuncian de 8 a 10 asaltos”, dijo. La venta de droga en los límites con Surco también preocupa.
Pero la inseguridad también puede entenderse en la ausencia de cámaras de vigilancia, la falta de iluminación de las calles y un deficiente sistema de patrullaje de serenazgo, según reclaman los vecinos del distrito.
Abdul Miranda, gerente de Seguridad Ciudadana de la comuna distrital, dijo que aumentarán de 37 a 74 las cámaras de vigilancia, gracias a un premio que Barranco ganó en un concurso del Ministerio de Economía y Finanzas. “Toda medida siempre será insuficiente para combatir la delincuencia. Estamos enfrentando los delitos”, indicó. Con ese monto (S/.1’400.000) el municipio adquirirá 4 camionetas más –hoy tiene 13– y más motos.
CAOS SOBRE RUEDAS
El otro drama del distrito es el tráfico. “La avenida Bolognesi, la única gran vía de Barranco fue utilizada para el Metropolitano y ha cortado en dos nuestra jurisdicción”, señala Jorge Lecca, presidente de la Asociación Civil Salvemos Barranco.
Cruzar el distrito, sin utilizar el Metropolitano, es una travesía que puede tomar entre 20 y 30 minutos en hora punta. “La avenida San Martín soporta un tránsito pesado y, a consecuencia de ello, los autos particulares están condenados a perder tiempo”, destaca Lecca. A ello hay que sumarle la contaminación ambiental y sonora.
Los vecinos barranquinos se abrazan a la esperanza de la Vía Expresa Sur. “No solucionaría el problema, pero aliviaría el tránsito de autos que no van con destino a Barranco y Chorrillos”, dice Lecca.
Renzo Vidal Otiniano, otro vecino, añade a este diagnóstico el crecimiento desordenado. “La proliferación de nuevos edificios que van desde los que tienen 20 departamentos, en el espacio donde vivía una sola familia, hasta ‘pajareras’ con más de 60 departamentos. Eso ha tenido gran impacto en la zona”.
La Quebrada de Barranco y el cuestionado edificio Aquamarina, ambos sobre el acantilado de la Costa Verde, “son ejemplo del mal manejo municipal en saneamiento”, dice Jorge Lecca. Expertos señalan que estos no solo violaron la intangibilidad del espacio, también provocaron deslizamientos.
Salvemos Barranco también cuestiona la concesión de las playas del distrito y el uso del espacio en donde se ubica el estadio Unión para levantar un centro de integración juvenil. “Por unanimidad el concejo distrital tomó el acuerdo. Nadie está en contra de la construcción de este y otros proyectos, el tema acá es el uso indebido de áreas”, indica Lecca.
ASÍ SE DISTRIBUYE LA POLICÍA
POLICÍAS
La comisaría cuenta con 71 policías, pero por el sistema 24x24 cada día trabaja solo la mitad de ellos –es decir, 35–, quienes se distribuyen de la siguiente forma: 8 agentes que están de vacaciones, 12 que realizan servicios de cuidado de armamento y calabozo, 4 dedicados a investigación criminal, 2 que cuidan colegios y 1 que limpia el local.
PATRULLAJE EN CALLES
Los 8 agentes restantes se dedican exclusivamente al patrullaje. A ellos se les debe sumar los 5 agentes designados por el Ministerio del Interior para el plan Cuadrante Seguro. Así, el número final de agentes en las calles es 13.