Tamar Arimborgo
Tamar Arimborgo
Pedro Ortiz Bisso

A uno de mis mejores amigos se lo llevó el cáncer. Lo hizo de la manera más rastrera. Primero lo quebró físicamente hasta hacerle difícil el solo hecho de respirar. Echarse en su cama le resultaba un martirio. Musitar unas palabras era una prueba de resistencia al dolor.

Luego de un tiempo pareció mejorar. Pensábamos que los cuidados de su esposa, el cariño de su hijo, el tratamiento ordenado por los médicos le salvarían la vida. Pero cuando empezaba a volver a reír, la enfermedad reapareció como una maldición y nos lo arrebató sin misericordia.


Sé que mi relato no es único ni diferente a otros. Traigo el tema a colación a raíz del proyecto de ley presentado por la congresista de Fuerza Popular un conjunto de afirmaciones carentes de sustento científico, redactadas, además, con un retorcido concepto de la gramática.

La iniciativa manipula dos enfermedades muy dolorosas, que transforman las vidas de quienes la padecen y su círculo más cercano: el cáncer y el sida.

La llamada ley que “excluye la ideología de género de las políticas públicas dirigidas a niños y adolescentes”, señala en su exposición de motivos que “la imposición del enfoque de género en las políticas públicas” ha ocasionado “entre otras (sic) efectos negativos como el sida y el cáncer”.

¿Cuál es el sustento científico de la señora Arimborgo? Un “pronunciamiento” del llamado Colegio Americano de Pediatras (CAP), en el que alerta sobre los “terribles daños a la niñez” que causa la ideología de género.

El CAP es una organización ultraconservadora estadounidense, conocida por la falta de rigor científico de sus apreciaciones, que ha sido calificada como un grupo de odio por sus mensajes en contra de los colectivos LGTB. Está integrada por médicos que abandonaron la Academia Americana de Pediatras, una entidad de reconocido prestigio con más de 60 mil miembros.

A manera de defensa, la señora Arimborgo señaló que sus críticos han buscado “distraer el espíritu de la norma” y que su proyecto busca que los padres revisen los textos con que estudian sus hijos por estar “hipersexualizando a los niños”. ¿De qué manera? No lo explicó. Sobra decir que tampoco sustentó la forma en que la ideología de género produce cáncer o sida.

En un contexto en que el aumento de feminicidios y la discriminación obliga a poner énfasis en los más chicos, a fin de que reciban una educación integral e igualitaria, este proyecto es una bofetada al sentido común y, sobre todo, para las víctimas.

Alguna vez, la señora Keiko Fujimori dijo en que en su partido habían sido “muy estrictos” en las evaluaciones de los precandidatos y luego candidatos al Congreso”.

Sí, tan estrictos como lo fueron para acopiar el dinero para su campaña.

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