Los bomberos y el alcalde que pasa piola, por Pedro Ortiz Bisso
Los bomberos y el alcalde que pasa piola, por Pedro Ortiz Bisso
Pedro Ortiz Bisso

El sacrificio de Alonso Salas, Raúl Sánchez y Eduardo Jiménez, los valerosos bomberos fallecidos en el sospechoso incendio ocurrido en El Agustino el pasado martes, no solo ha despertado la solidaridad y el orgullo del país frente a la labor de los hombres de rojo. Ha desatado también una retahíla de ataques e insultos entre sus propios miembros, lo que ha puesto en evidencia que la crisis en la organización bomberil más que económica es institucional. Aunque, a juzgar por algunas acusaciones, hasta podría catalogarse de moral.

El Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú no es la entidad prístina que pudiera imaginarse. Desde hace años se debate en acusaciones de corrupción diversas, que llevaron a que en el 2012 dos de sus integrantes fueran acusados por la contraloría por la desaparición de 43 motores donados por la Sunat.

Mientras el país volvía a poner foco en las paupérrimas condiciones en que trabajan algunas compañías –un informe de El Comercio señaló que cada voluntario gasta unos S/700 en sus equipos–, la catarata de denuncias alcanzó tal nivel de crudeza que empalidecería a los chicos más bravos del jirón Loreto.

Al comandante general, Víctor Mondragón, le han dicho de todo. Lo han llamado corrupto y que ha dado trabajo a familiares de un ex viceministro indebidamente. Se ha señalado también que la labor cumplida en el incendio del miércoles fue “negligente” y que los bomberos fallecidos eran inexpertos, y fueron llevados a la muerte.

La necesidad de una profunda labor de profilaxis en el cuerpo bomberil urge tanto como de proveerlos de nuevos equipos. Pese a todo, Mondragón ha dado la cara ante las acusaciones, actitud que pocas autoridades suelen asumir.

Una de ellas es el alcalde de Lima, a quien la atención concentrada en la tragedia de El Agustino le ha permitido pasar piola frente a una gravísima acusación. Según IDL Reporteros, Luis Castañeda habría negociado por lo bajo con la empresa brasileña OAS, entre otras cosas, que no se concrete el proyecto Río Verde –obra impulsada por la gestión Villarán– y en su lugar se prepare la construcción del ‘by-pass’ de 28 de Julio. Esto lo habría hecho a través de una emisaria semanas antes de asumir la alcaldía por tercera vez.

IDL pudo reconstruir la historia a partir de las investigaciones realizadas en Brasil del Caso Lava Jato, uno de los más grandes escándalos de corrupción de ese país, por el cual Leo Pinheiro, el presidente de OAS, –con quien se habría hecho el trato–, ha sido condenado a 16 años de prisión.

¿Solo estamos frente a la punta de un hediondo iceberg? El señor Castañeda debería explicar lo sucedido con claridad y no enviar a su teniente alcaldesa para que le cubra las espaldas. ¿Por qué no enfrentar cara a cara esta comprometedora acusación? 

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