Los botaderos de basura y los desagües de los domicilios son los que más contaminan el río en la cuenca baja. Se han detectado más de 300 tuberías de desagüe que van directamente al cauce.  (Foto: Anthony Niño de Gusmán / El Comercio)
Los botaderos de basura y los desagües de los domicilios son los que más contaminan el río en la cuenca baja. Se han detectado más de 300 tuberías de desagüe que van directamente al cauce. (Foto: Anthony Niño de Gusmán / El Comercio)
Oscar Paz Campuzano

En sus casi 600 páginas, el Plan Maestro de Restauración del puso sobre la mesa todo lo que necesita hacer e invertir para que al 2025 nuestra principal fuente de agua deje de ser un problema ecológico.

K-Water, la empresa pública de Corea del Sur que hizo el estudio, planteó poner en marcha 15 obras que descontaminen y embellezcan el Rímac a lo largo de su recorrido. Por ahora sigue siendo un cauce de 134 kilómetros afectado a diario por el arrojo de basura y la descarga directa de aguas tóxicas. De estas, el 42% corresponde a tuberías de desagüe y el 24% a vertimientos de fábricas y minas.

A dos años de haberse aprobado el plan maestro, todavía no está claro cómo se financiarán las obras. Según el cálculo de K-Water, la restauración del río costará US$1.006 millones, al cambio unos S/3.200 millones. Este monto duplica el presupuesto que el Ministerio del Ambiente ha recibido del Estado en los últimos 9 años (S/1.496 mlls.), desde su creación en el 2008.

—La primera obra—
Uno de los primeros proyectos del plan debió ejecutarse en el 2016. Juan Carlos Sevilla, ex jefe de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), dijo en abril del 2015 que Corea del Sur iba a donar US$5,4 millones para modernizar el Centro de Información de Recursos Hídricos y así poder evaluar la cantidad y calidad del agua del Rímac en tiempo real, con censores automáticos.

Esta intervención aún no se hace por dos razones: el Ministerio de Infraestructura del país asiático evalúa la donación y la ANA todavía no consigue los US$3,6 millones que el Estado Peruano deberá poner como contrapartida, ya que Corea ahora donará solo una parte.

“Hay muchas posibilidades de que Corea apruebe el proyecto el otro mes. De ser así, la colocación de los censores empezará a mediados del 2018”, explicó Juan Carlos Castro Vargas, director de Gestión de Calidad de los Recursos Hídricos de la ANA.

(Infografía: El Comercio)
(Infografía: El Comercio)

–En busca de recursos–
El plan maestro tiene tres grandes objetivos: descontaminar el río, convertir la ribera en un área ecológica, turística y segura, y garantizar que Lima tenga agua potable para dentro de 40 años.

Cuatro de las 15 obras han sido priorizadas. La primera es el ya referido Centro de Información de Recursos Hídricos. Además se plantea construir una planta que trate las aguas que arrojan las fábricas al cauce del Huaycoloro (US$35 mlls.), un sistema que permita reusar los desagües que llegan a la planta Taboada (US$229 mlls.) y una represa en el río Santa Eulalia (US$191 mlls.). Para estas tres megaobras tampoco hay financiamiento claro.

La ANA juega sus cartas en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Este año envió una propuesta de decreto supremo para declarar de interés nacional la recuperación del Rímac.

“El MEF hizo observaciones que estamos levantando. Con esto, el Estado daría los fondos para las contrapartidas y para financiar parte de las obras”, dijo Castro. Agregó que la ANA también gestiona recursos ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Las obras que descontaminarían el Rímac deberían comenzar a construirse en el 2019. Para ello, los estudios de factibilidad e ingeniería tendrían que estar en diseño, pero hay un año de retraso. El Rímac sigue siendo un tema que muchos prefieren no mirar.

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