Sobre la arena de San Bartolo, este balneario al sur de Lima, reposan haces de juncos a los que Carlos Ucañán les da vueltas con soga para formar un caballito de totora.
Él es descendiente de una estirpe de pescadores artesanales norteños que mantiene vigente la costumbre de surcar olas encima de estas balsas, una herencia fundamental de las culturas Mochica y Chimú, surgidas en los albores de la era cristiana.
Carlos aprendió a hacerlo entre los jornaleros del mar de Huanchaco. Como dicta la vieja usanza, cuando cumplió 12 años fue invitado a ingresar al agua en un caballito de tres fardos (para otorgarle mejor estabilidad) y no sobrepasar la rompiente más cercana. Y vaya que aprendió a dominar la embarcación. De hecho, la fama que ostenta en playas como Puerto Malabrigo o El Elio de La Libertad no se la debe a su facilidad para unir mallas, sino a su destreza para surfear crestas.
Fue por esta razón que Roberto Meza, director de la escuela de tabla Olas Perú, lo contactó para que entrenara a siete alumnos suyos, de entre 10 y 12 años, con el objetivo de incorporar al caballito de totora como una categoría dentro del Circuito Kia Semillero de Tabla 2016. “Es una manera de honrar a nuestros antepasados”, indica Meza.
El ganador al final de las cinco paradas que se realizarán hasta junio viajará al Mundial Isa, en alguna coordenada del planeta aún por definirse, para realizar una exhibición junto con el maestro de Huanchaco.
La playa elegida para la inducción no fue producto del azar. San Bartolo acogerá la fecha que abrirá el campeonato, el 20 de febrero.
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