Caral, la ciudad prehispánica más antigua del Perú, sigue siendo amenazada por invasores, denunció el proyecto que investiga este sitio arqueológico declarado en el 2002 Patrimonio Cultural de la Nación.
A través de un comunicado de prensa, la directora de este proyecto, Ruth Shady, afirmó que Pablo Mejía Solís y un grupo de sus familiares intentan invadir parte del área arqueológica con fines agrícolas. Estas personas, según la denuncia, carecen de títulos de propiedad.
El intento de invasión ha puesto en peligro la integridad de los arqueólogos y de la propia directora, según consta en varias denuncias interpuestas ante la policía.
El último acto de amedrentamiento ocurrió el pasado 8 de mayo. Paloma, la perrita que custodiaba la Casa del Arqueólogo, ubicada dentro del complejo arqueológico, apareció ahorcada.
La directora del proyecto cursó un documento al viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior para que refuerce la seguridad. La funcionaria aseguró que la situación pone en riesgo la integridad de los turistas.
Shady aseveró que el programa Agroideas del Ministerio de Agricultura financió a la Asociación Agrícola Caral y de eso se aprovechó Mejía Solís, quien decidió sembrar paltos en la zona intangible. El procurador del Ministerio de Cultura dispuso el retiro de los sembríos por atentar contra la propiedad del Estado.
Sobre el tema, el Ministerio de Agricultura aclaró que el programa no financió a las personas que intentan invadir el área arqueológica.
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