Centros financieros chicha, por Jorge Ruiz de Somocurcio
Centros financieros chicha, por Jorge Ruiz de Somocurcio
Redacción EC

En la calle Enrique Palacios de Miraflores acaban de demoler dos casas –y otra más está en camino a ser derruida– para hacer edificios de oficinas. Estas se sumarán a las ya derribadas a pocas cuadras en la avenida Comandante Espinar. Surco no se queda atrás y va sembrando de oficinas la Av. Manuel Olguín, de solo dos carriles de tránsito vehicular por sentido. De manera similar, en Magdalena del Mar, casas de la prolongación Javier Prado –zona en conflicto con San Isidro– van dando lugar a nuevos complejos de oficinas.

El diario “Gestión” (9.02.15) anuncia que Jesús María, Surquillo y Los Olivos serán los próximos distritos con centros empresariales. 

En realidad, ha sido suficiente que tres o cuatro casonas sean remplazadas por oficinas para que el argot inmobiliario denomine el área como centro financiero, tratando de ocultar con esta denominación el impacto que tendrá la construcción en una zona originalmente residencial. Con seguridad, un carril de la  vía frontal será para estacionamiento, carga y descarga y paradero de taxis y combis. En los sótanos, ingresarán 200 vehículos que contribuirán a colapsar las vías residenciales. Aparecerán servicios para los miles de nuevos oficinistas que se convertirán en población flotante del distrito.

El ancla es la proximidad a un centro comercial y la cercanía a ejes metropolitanos de conectividad. 

Es así como nacen nuestros ‘centros empresariales’. 

¿Qué se debería hacer? En primer lugar, el Plan Metropolitano vigente debe definir cuáles son las áreas que pueden dar lugar a un sistema financiero en la metrópoli, conjuntamente con los distritos, y orientar las tendencias. Estas áreas deben tener un diseño urbano integral, que forme parte del modelo de ciudad que se quiere promover. Es clave el sistema de movilidad urbana. La normatividad actual pide un mínimo de estacionamientos por m2 de oficinas Por eso ahora se construyen edificios con 8 sótanos que se anuncian como una bendición. Es absurdo.

El diseño urbano de la zona empresarial debería contemplar áreas verdes, alamedas, ciclovías, parqueo público restringido y promover áreas de  equipamiento complementario. Fomentar la acumulación de lotes, edificaciones con retiro lateral y sistemas ahorradores. El centro financiero emblemático de la capital, San Isidro (Sanhattan) no escapa de ser un mal ejemplo.

Lima tiene actualmente un stock de aproximadamente 1 millón de m2 de oficinas de los cuales 60% está en San Isidro, 15% en Surco y 10% en Miraflores. El resto se reparte entre Magdalena del Mar, San Miguel, San Borja y el Centro de Lima. Desde el 2012, la oferta de oficinas no ha dejado de crecer. La demanda absorbe unos 100.000 m2/año y se prevé que hasta el 2017 se incorporen unos 500.000 m2. Con ello, urgen dos acciones de intervención urbana en las áreas financieras: regeneración, en los casos más consolidados, y modelación en los incipientes. Caso contrario, todas las externalidades recaerán en los vecinos y la ciudad  habrá perdido otra oportunidad.

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