Las autoridades locales invocan a la ciudadanía a no desperdiciar el agua en los juegos de carnavales | Foto: Anthony Niño de Guzmán
Las autoridades locales invocan a la ciudadanía a no desperdiciar el agua en los juegos de carnavales | Foto: Anthony Niño de Guzmán
/ Anthony Niño de Guzmán
María Inés Ching

La Antártida se calienta. La Organización Meteorológica Mundial advirtió en la última semana que la base de investigación argentina “Esperanza” -la más cercana al extremo sur de Sudamérica- ha registrado 18,3 grados centígrados, una temperatura récord que no se asocia a esta zona ni siquiera en sus meses de verano.

La Antártida es la región que almacena gran parte del agua dulce del planeta y si llegara a derretirse aumentarían los niveles del mar, afectando el hábitat de miles de especies y desequilibrando la atmósfera global.

En el Perú, mientras el calor se siente aún más en la zona costera, quienes no acuden a la playa o a la piscina aplacan las altas temperaturas jugando carnavales. Sedapal ya alertó que con el agua utilizada en una piscina inflable por cuatro domingos de carnaval, una familia podría gozar de este servicio por 30 días. Recordemos que cada balde contiene cuatro litros y 6 globos llenos hacen un total de un litro de agua potable.

El consumo promedio de una persona en Lima -ciudad que además está asentada en un desierto- es de 250 litros diarios; según cálculos de la (ANA). Esta situación se debe al derroche del recurso, prácticas poco eficientes y deficiencias en la infraestructura de distribución.

Estamos cada vez más cerca del “apartheid climático”, término acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a la situación en la que quienes menos han generado el cambio climático tendrán escasos recursos para enfrentar sus consecuencias. Una de las claves para retrasar estos efectos es el consumo consciente del agua. Tomemos mejores decisiones y enseñemos a los más jóvenes que con el agua no se juega.

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