Este lunes 29 de junio, San Pedro, patrono de los pescadores, navegará en el mar de Agua Dulce conducido por la Asociación de Pescadores Artesanales José Silverio Olaya Balandra, que también homenajeará ese día al héroe chorrillano fusilado en 1823.
Precisamente los pescadores, la Municipalidad de Lima y el club Regatas me invitaron el último martes a una reunión que puede marcar un hito en la construcción de una visión para la Costa Verde.
Los pescadores artesanales tienen la cesión en uso de un terreno al costado del club Regatas, donde están sus instalaciones de mantenimiento, embarcadero, depósitos, estacionamientos, cámaras de frío, capitanía y local sindical. Sus familias conducen los restaurantes del muelle de Pescadores, donde los llamados “jaladores” se pelean los clientes.
Estas instalaciones colindan, muro de por medio, con el Regatas. Cada espacio representa un modo de entender la vida. Un club impecable, ordenado, planificado, con una relación exitosa con el frente marino; mientras, la asociación sobrevive precariamente. Fundada en 1927, agrupa a más de 600 pescadores, con ingresos de supervivencia.
Sin embargo, el club ha decidido cumplir con su cuota de responsabilidad social, apoyando el mejoramiento de los pescadores y ‘restauranteros’, en un camino no exento de suspicacias y desconfianzas.
La playa de Pescadores es extraordinaria: playa de arena, mar no contaminado, agua mansa. Pero las instalaciones son deplorables. Hay que hacer todo de nuevo, pero bien y con reordenamiento.
Ahí hemos hablado de un plan maestro para el área, generación de espacios públicos, recuperación de la playa, usada ahora como patio trasero, nuevas facilidades para la pesca artesanal, un muelle de carga y turístico, un hotel. Y transformar la actividad económica artesanal en una empresarial del siglo XXI incluyendo la conversión de los quioscos de comida en restaurantes gourmet a precios populares. Invitar a Gastón Acurio a ver si le interesa capacitar cocineros y cocineras en una suerte de esquema gastronómico “del mar a la olla”.
El club aportaría todos los estudios y la capacitación necesaria y el palanqueo económico financiero serio con el apoyo de los municipios de Lima y Chorrillos. Habría espacio para la iniciativa privada.
Acá estamos planteando construir una visión de futuro con los usuarios de siempre, que tiene que alimentarse de los lineamientos para la Costa Verde en los que ya hay acuerdos como recuperación y uso irrestricto de la playa, prevención de riesgos, equipamiento e infraestructura de uso para todo el año, de alta calidad.
Este modelo de consensos entre actores puede ser un camino para poner en evidencia una ciudad que no te quita, sino que te da la oportunidad de compartir y prosperar.
Estaremos atentos al curso de las negociaciones, por las que Lima podría ser la gran beneficiaria.
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