Tu vida, tú decides. Sí, es cierto: nuestras decisiones nos impactan directamente, pero también lo hacen las decisiones tomadas por otros. Por ello, en nuestra vida diaria —unos más conscientes que otros—, incluso, tomamos decisiones condicionadas a lo que creemos van a decidir los demás antes de que lo hagan.
La teoría de juegos es un modelo matemático que estudia los resultados por la toma de decisiones racionales de dos o más individuos que interactúan entre sí, y puede ser aplicado el campo de la economía, al de la psicología y, por qué no, al del caótico tráfico de Lima.
DEL CRIMEN
Uno de los juegos más estudiados bajo esta teoría es el dilema del prisionero. Para limeñizar el dilema, imaginemos que la policía captura a dos sicarios miembros de una banda de extorsionadores en San Juan de Lurigancho —probablemente esta banda sea conocida como Los Malditos de algún lugar—.
La policía no tiene pruebas, pero sospecha que estos dos sujetos son responsables de la muerte de una persona que fue extorsionada. Interroga a cada uno por separado y les explica que si ninguno confiesa ni delata al otro, ambos se van a la cárcel 5 años por un delito por el cual sí hay pruebas; si ambos se delatan mutuamente, los dos van presos 25 años; si uno se queda callado y otro delata, el primero es encarcelado por más de 25 años con algún agravante; el segundo, por menos de 5 por ser colaborador eficaz.
A ambos les conviene que los dos se queden callados; sin embargo, como tienen que tomar la decisión por separado en base a lo que piensan podría decidir el otro, es probable que se delaten mutuamente. La inseguridad es el primer problema más importante de los limeños, así que ojalá ambos se delaten y sean encarcelados por mucho tiempo.
AL TRÁFICO
El caos del transporte es el segundo problema. Pero en este caso no son los delincuentes, sino nuestros malos hábitos (y malas decisiones) la principal causa, según una investigación de mercado de la empresa Tracklink.
Estas decisiones también podemos entenderlas dentro de la misma teoría de juegos. Es simple. Si dos conductores respetan el semáforo, ambos van a poder pasar cuando esté en verde; si ninguno lo respeta, se va a formar un atolladero por el cual no va a pasar ni el Espíritu Santo y además probablemente haya un choque; si uno respeta el semáforo y el otro no, el primero no va a avanzar y el segundo sí.
La mala decisión de un conductor tiene un impacto directo y negativo en los demás. Si bien todos buscamos estar el menor tiempo posible inmersos dentro del tráfico limeño, este es uno de los juegos en los que se puede obtener un mejor resultado si todos los jugadores, con el fin de optimizar su resultado individual, cooperan y respetan las reglas, los semáforos, los pasos de cebra, los paraderos, las auxiliares, etc.