Ricardo Erasmo Carrasco Sánchez, de 47 años, alias ‘Saltarín’, y Carlos Alva Valle Cahua, de 33, fueron capturados por la policía el 29 de setiembre último, cuando iban a asaltar un grifo de San Martín de Porres. Meses antes, ellos habían robado a mano armada una farmacia de la urbanización Palao. Alva y Carrasco tenían ya más de dos ingresos a los penales de Lurigancho y el Callao en su haber.
Ambos bien pudieron formar parte de la data sobre reingresos a penales por delitos contra el patrimonio que el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) ha publicado en su más reciente informe estadístico anual.
Según esa data, que consigna cifras anuales a agosto del 2014, el 39% de la población penal del país está privada de su libertad por ese tipo de delitos, que incluye, entre otros, el robo agravado, al hurto agravado y a la extorsión. Y poco más del 38% de los presos por estos delitos presenta más de un ingreso a la cárcel.
Pero el informe es más específico aun: el 36% de los presos por robo agravado reingresó a prisión. Es decir, en promedio prácticamente cuatro de cada 10 internos por ese delito tenían ya un expediente en el INPE cuando fueron nuevamente detenidos.
¿Cuál es la causa de ese índice de reingresos? Para José Luis Pérez Guadalupe, jefe del INPE, uno de los principales factores para tomar en cuenta es el hacinamiento en las cárceles.
“La población penal excede en 130% la capacidad de las cárceles. Ese hacinamiento hace que el interno, por cercanía con otros delincuentes, se mantenga familiarizado con las prácticas delictivas”, asegura.
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