El Centro de Atención Residencial Gracia II, ubicado en Lima, acoge a 11 menores víctimas de trata. Ellas fueron rescatadas en distintos operativos ejecutados en el país. (Foto: El Comercio)
El Centro de Atención Residencial Gracia II, ubicado en Lima, acoge a 11 menores víctimas de trata. Ellas fueron rescatadas en distintos operativos ejecutados en el país. (Foto: El Comercio)
Rodrigo Cruz

Sofía –digamos que se llama Sofía– tiene 12 años y ha sido víctima de . Cuando tenía 10, Sofía decidió no volver más al colegio en protesta por la separación de sus padres. Durante meses, prefirió las discotecas, la calle, los amigos, que llegar a su casa. Era hija única y sentía que a su mamá no le importaba compartir tiempo con ella. 

► 
► 

Sofía no lo sabía, pero había despertado el interés de una banda de trata de personas. “Necesito promotoras para discoteca Mr. Big. Pago por listas. Doy trago y beneficios como regalos: polos, gorras y viajes. Informes por inbox”. 

Para Los Rufianes de San Juan de Lurigancho, era importante Facebook: ofrecían dinero fácil, diversión y alguna notoriedad para captar menores. Al principio, el trabajo consistía en traer la mayor cantidad de clientes. A Sofía le gustó. Pero a medida que entraba al negocio, las exigencias subían: no importaba si tenían que bailar con ellos y dejar que las tocaran. Lo peor llegó cuando las obligaron a tener relaciones sexuales. 

Los Rufianes también tenían a otras menores de cómplices. En el 2016, cuando empezó a operar esta banda, Tatiana tenía 11 años y fue llevada por una compañera de su colegio a una discoteca de nombre Boom. Tatiana se escapó de su casa y se subió a un auto negro donde la esperaban su amiga con dos sujetos. Esa noche le dieron licor hasta embriagarla. 

Su amiga le dijo que la esperase en uno de los pasajes de la discoteca. Tatiana contó cinco habitaciones mientras caminaba. Otras diez menores también esperaban. Entonces, aparecieron dos hombres. Uno señaló a Tatiana. La sujetaron del brazo y la obligaron a entrar a uno de los cuartos. Tatiana forcejeó, gritó, pero no pudo escapar. El chico le pegó, le rompió la ropa y la violó. Tatiana salió desesperada. Su amiga le dijo que ya era parte del grupo y que si intentaba salir algo muy malo le podía pasar a su familia.  

Tres días después, Tatiana fue llevada de nuevo. Esta vez, Los Rufianes le dijeron que le pagarían S/50 por cada encuentro sexual. Al final de la noche, recibió S/600. Cada vez que se negaba, la golpeaban. Así estuvo hasta que cumplió 14. Durante ese tiempo, abortó tres veces.  

Lea más y vea el reportaje en video en el

Contenido sugerido

Contenido GEC